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Tres recomendados para la cuarentena: la conmovedora bio de Spinetta, el regreso de Louis C.K. y los textos de Quintín

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Un documental, una dosis de humor incómodo y un libro para los amantes del cine. Propuestas para disfrutar en tiempos de encierro.

Bios, Luis Alberto Spinetta

“Por suerte, el lenguaje no puede explicar lo que te hace sentir la música“, dice Fito Páez en algún momento, hacia la mitad de este documental de dos horas. Es la suerte con la que nos compensa la cuarentena, en la que los críticos recuperan algo de su lugar de importancia, como guías y señaladores de lo bueno y lo regular, y uno se permite la libertad de comentar fuera de agenda. Así que, con el atraso que por fin no importa, vale avisar, para los que no lo vieron o quieren verlo de nuevo, que está en YouTube esta película polifónica sobre Luis Alberto Spinetta. Tan apasionante y conmovedora para fans como para los que eran “más de Charly”, en alusión a la vieja y ficticia rivalidad, o para los que no siguieron de cerca lo mucho que hizo “el Flaco”.

Lo señalaba inmejorablemente, hace pocos días y en Twitter, el crítico y editor Javier Diz (de paso, síganlo porque es el autor de una serie melómana muy especial, la discretamente monumental 1discoxdia): “Lo mejor que vi en este encierro. Si necesitan llorar, éntrenle que no falla”.

En efecto, el documental es muy conmovedor; también revelador, para escuchar con el volumen alto. Se apoya en el contrapunto entre los encuentros/entrevistas que lleva adelante Catarina Spinetta (con Charly. Fito, Mollo, Juanse y los distintos músicos compañeros de su padre) más el aporte de críticos especializados (Eduardo Berti, Sergio Marchi). Con una edición muy dinámica que va alternando, a veces con intervenciones de una frase, los testimonios con imágenes de archivo: escenarios, ensayos y vida doméstica.

Un mosaico que sigue el orden de la búsqueda creativa incansable de un artista de vanguardia. A través de las distintas bandas que armó y desarmó, mientras la vida -el amor, los hijos, las angustias económicas, las amistades, las separaciones- iba pasando. La indagación cándida de la hija, como representante de la familia, es un gran camino para ir de la mano hacia el universo spinettiano. Que es también una puerta para revisar la historia reciente de la cultura popular argentina.

Orígenes y madurez, sofisticación y barrio, familia y viaje artístico elevado se suceden en un documento vital y sorprendente. Con protagonistas como a flor de piel, que a menudo necesitan unos segundos para no dejarse llevar por la emoción, atravesados por eso que hace la música y que por suerte el lenguaje no puede explicar del todo. Hay grandes momentos en esta biografía. Como el de la foto, en el que Cata viaja con Emilio del Guercio y Rodolfo García, de Almendra, y les hace escuchar una grabación encontrada, que terminan cantando los tres. O la mirada de Vera, hija menor, en un cierre perfecto, emotivo y misterioso. Que, como todo lo demás, merece verse antes que contarse.

Sincerily, el especial de Louis C.K.

Piensen en alguien capaz de reírse de su propia muerte, del sexo con niños, del atentado a las Torres Gemelas y de su gusto por masturbarse delante de mujeres que terminaron por denunciarlo públicamente, en un escándalo de alcance global.

Sí, el regreso de Louis C.K. después de todo lo que pasó solo podía venir envuelto en adjetivos como polémico, controversial y discutible. El titulo de su especial, que puede verse online, editado por él mismo, es bastante preciso. Fue grabado en los shows que dio a principios de marzo, al borde del cierre por la pandemia y como coletazo de una gira por teatros de Europa, Canadá y Estados Unidos. Un tour que pudo hacer después de las cancelaciones, con protestas incluidas, que impidieron un regreso anterior, en salas de Nueva York, tras el escándalo suscitado en 2017 (cuando se publicaron las denuncias de cinco mujeres contra él).

Al actor de Louie se lo ve algo demacrado, como si hubiera envejecido de pronto. Con un jean y una camiseta negra que va a transpirar, está claro en los primeros minutos que su escarnio público es un punto de partida. El comediante retoma su trabajo “desde ahí”, hablando de eso, y su público festeja especialmente cada referencia al tema. Desde las más veladas a las más descarnadas y directas. Es su especialidad, hacer humor con lo que parece imposible. Y su mordacidad brilla en algunos pasajes que te van a hacer reír con ganas. De la religión y de Dios, del matrimonio, de los veganos, de los discapacitados, de su familia, de la corrección política.

Varias veces pide disculpas, se me fue la mano con eso, jugando en el filo de lo que puede entenderse como un regreso redentorio o provocador. Con esa inteligencia cáustica y ese humor terrible, que por momentos parece ofrecer, en este regreso, un extraño espectáculo de masoquismo. Sinceramente incómodo.

La vuelta al cine en cuarenta días, de Quintín

Si comentamos hace unos días sobre los libros musicales publicados en 2019, es turno de los de cine, que discreta pero felizmente formaron parte también de las novedades editoriales. Uno de los más originales, por la propuesta y el autor, es este pequeño conjunto (180 páginas) de textos de Quintín, el notable crítico de cine, radicado en San Clemente. Si lo tenés a Quintín, sabés que es todo un personaje, que sabe mucho de fútbol y de cine, entre otros mundos, y que es, por períodos de intensidad, un activo tuitero de la órbita anti K.

Con formato de diario personal, cada capítulo es una entrada, desde el día 1 al 40, de mediados de abril a julio. Por supuesto en primera persona, tono íntimo y gran desparpajo, Quintín involucra escenas de la vida cotidiana con su mujer, Flavia de la Fuente, en sus comentarios sobre lo que ve, o vio, desde Game of Thrones o Avengers hasta Había una vez en Hollywood o Más corazón que odio, de John Ford (1956).

El resultado es no solo ameno y divertido, sino generoso en ideas y reflexiones para aprender sobre cine, pero también sobre el ejercicio de la mirada crítica. Hablando de Raúl Ruiz escribe, por ejemplo: “Es que en la dualidad rico/interesante hay, de todos modos, un equívoco que parte de la idea de que el público prefiere, en el fondo, ver o beber siempre lo mismo. Pero la mera alerta interior frente a aquello que no es habitual y la consiguiente posibilidad de disfrutarlo revela que uno mismo puede ser mejor público de lo que cree, no porque uno se distancie de la masa porque es un carácter selecto, sino porque todos tenemos el derecho de dejar de ser palurdos frente a ciertos estímulos”.

O definiciones para subrayar, como esta a propósito de un análisis sobre el cine de Almodóvar: “(…) Creo que el problema es más hondo y proviene del error de creer que se puede hacer cine como el clásico, es decir, una amalgama de verdad y mentira en la que la mentira haga surgir la verdad. Pero ese secreto está perdido: intentarlo a destiempo hace que la mentira sustituya a la fantasía y la verdad quede siempre oculta”.

Buen amigo para esta cuarentena, La vuelta al cine en cuarenta días funciona también como estímulo para correr a ver, o volver a ver, un montón de buenas películas.

Fuente: tn.com.ar

Esta entrada ha sido publicada el 23 de abril, 2020 14:46

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