Para sobrellevar la cuarentena y disfrutar del buen cine, te ofrecemos tres propuestas para ver desde casa.
Paradojas de la cuarentena global: tras un un breve asomo a salas de los Estados Unidos antes de que todo cerrara, está disponible online esta excelente película indie, que quizá de otro modo hubiera tardado más en llegar hasta nosotros.
El tercer largo escrito y dirigido por Eliza Hittman (Beach Rats, It felt like love) es una especie de prodigio de guion y puesta en escena. Que consigue contar de una manera sutil y delicada, pero a la vez dura y directa, la historia de una adolescente que quiere llevar adelante un aborto.
Autumn tiene diecisiete años y es una chica de pueblo. Que reparte las horas, displicente, entre el colegio, su trabajo como cajera en un supermercado y su casa, donde convive con padres y hermanos menores. Alguna mención a que se siente mal y un breve primer plano de su bajo vientre, anteceden a la consulta que le confirma un embarazo. Adolescente cool, lo primero que hace es perforarse la nariz con un alfiler de gancho, para luego rumiar su secreto, soportar el discurso de las asesoras médicas antiabortistas, que la llena de folletos para dar el bebé en adopción y, finalmente, averiguar que en Nueva York puede hacerse la intervención.
Never es una road movie, que sigue a Autumn y a su amiga Skylar (Talia Ryder), que la acompaña en la travesía. Dos nenas que deambularán sin dormir por la ciudad que no duerme, en los tiempos que impone el trámite.
Hay pocos diálogos rasgando las imágenes, con una fotografía (de Hélène Louvart) capaz de construir una poética de la soledad y el desamparo. Inscripta en la línea de películas memorables sobre gente perdida en la intemperie de la noche, con claras cercanías a otra muy buena película reciente sobre aborto adolescente, la argentina Invisible, de Pablo Giorgelli, que aquí es la noche de un mundo de hombres, hostil y peligroso. En el que el aborto es solo una de sus consecuencias.
Autumn es una protagonista “difícil”, para nada complaciente, con su actitud de aparente fortaleza y su indiferencia. Al punto de rechazar los únicos gestos de ayuda y comprensión reales (por algún motivo, descarta contar con su propia madre) que se le ofrecen, de parte de las asistentes psicológicas de la clínica. Una máscara de fortaleza, en el estupendo trabajo de la actriz Sidney Flanagan, que cuando se derrite por un momento (como en la escena más desgarradora del film, la que le da título: una de las mejores que vas a ver en el año), descorre el velo de una historia de violencia y desamor. Y descubre que, debajo de esa máscara, estaba la cara del miedo.
Never es una experiencia intensa y memorable, llena de ideas y escenas extraordinarias. Con destino inmediato de clásico del presente, del futuro.
Esta no es exactamente una recomendación, porque la última película de Roman Polanski tiene más interés como pequeña lección de historia que como cine. Muy lejos de las mejores obras del director de Repulsión, de Chinatown o, por venir más cerca, hasta su film anterior, de la mucho más atractiva Basada en Hechos Reales.
Pero aún con la sensación de medianía que inevitablemente transmiten sus prolijas dos horas prolijas de relato, tiene sin duda atractivos para ubicarla en la columna de los planes para el encierro. Para empezar, lo dicho, es la última de Polanski, que a sus 86 sigue provocando la urticaria de los que no están dispuestos a olvidar sus sombras pasadas: la denuncia por violación de Samantha Geimer, en el año 1977 (ella 13; él 44) y todo lo que siguió después. Al punto que en la última entrega de los Premios César, el 22 de febrero pasado, hubo protestas y realizadoras que se retiraron a los gritos.
Esa noche, su film J’accuse fue el más nominado y Polanski se llevó, entre otros, el premio al mejor director y al mejor guión adaptado. J’accuse/El oficial y el espía, está basada en la novela An Officer and a Spy de Robert Harris, que firma también el guion, en colaboración con Polanski.
Centrada -y ahí está el otro gran punto de interés, más allá de las virtudes, o la falta de ellas, de la película en sí- en el caso Dreyfus: el capitán del ejército de origen judío acusado de traición y condenado injustamente, en 1894, en un proceso teñido de prejuicios antisemitas. El título original del film refiere al famoso artículo de Emile Zola, “Yo acuso”, que al publicarse en el diario, en 1898, terminó por desatar un mayúsculo escándalo político y social que puso patas arriba la aparente armonía de la Tercera República.
Con un anodino Louis Garrel como Alfred Dreyfus en un rol secundario, la película se centra en la historia del general Georges Picqard (Jean Dujardin), que descubre la inocencia del acusado y se juega por la verdad. La adaptación de Polanski se destaca por su relato cansino, prolijo, casi didáctico, y por su impecable producción artística y reconstrucción de una época.
En cambio, brillan por su ausencia las ideas, visuales o narrativas, que sobresalgan, y se extraña un poco de vigor, algún riesgo capaz de hacer, con la historia de la Historia, una película memorable. De todas formas queda dicho: El oficial y el espía forma parte de los “estrenos” disponibles para la cuarentena.
Si ha habido una cosa original y distinta en el supermercado inabarcable de las series, es El Joven Papa. El nuevo Papa, en su nueva temporada, que mantiene la premisa (dale play al trailer, en caso de dudas). La creación del oscarizado Paolo Sorrentino (imagina a un Papa de Roma americano, joven, sexy y fumador, Lenny Belardo (Jude Law). Tan misterioso que uno nunca sabe si está viendo a un farsante o a un torcido pero verdadero enviado de Dios capaz de milagros.
Pero todo eso es materia de la primera temporada. Ahora, con las mismas presentaciones extraordinarias, (videoclips para bailar al ritmo electrónico de una coreografía orgiástica de monjas, neón y pasillos vaticanos, antes con Devlin, ahora con el irresistible Good Time Girl, de Sofi Tukker), arranca con Lenny en coma y los jerarcas vaticanos, con el Cardenal Voiello a la cabeza, buscando un reemplazo.
Para intentar convencer a Sir John Brannox (John Malkovich) viajan a Inglaterra, y mejor no contar más de un relato lleno de sorpresas e intrigas, con textos tan brillantes, en boca de su elenco de lujo, que queremos estar con la atención al máximo para disfrutarlos y no perdernos nada. Brillante, arriesgada y políticamente incorrecta, por supuesto.
Fuente: tn.com.ar
Esta entrada ha sido publicada el 8 de abril, 2020 15:00
Deja un Comentario