La denuncia inicial fue presentada en 2020 por Victoria Carrión, quien con apenas 14 y 15 años asistía a los entrenamientos bajo la supervisión de Néstor Pinta. El juicio, que se extenderá hasta el 12 de febrero, cuenta con la particularidad de que no habrá fiscal: la propia Carrión asumió la responsabilidad de llevar adelante la acusación, junto a su abogada, la Dra. María Fernanda Petersen.
“Fueron cinco años largos. Cuando se pidió el sobreseimiento fue muy duro, pero logramos llegar al juicio sin fiscal. La causa pasó por todas las instancias porque Pinta apeló hasta la Corte Suprema. Estoy atravesando cada día, pero con mucho acompañamiento”, declaró Carrión en diálogo con Canal Siete.
Según el relato de Carrión, los abusos ocurrían en la casa de los padres de Néstor Pinta después de los entrenamientos en el río. “Cuando la madre de Pinta se iba a trabajar, servían la merienda. Mientras tomábamos té con pan, Aldo se levantaba, te hacía una seña y tenías que pasar al dormitorio matrimonial. Cerraba la puerta y, en la habitación oscura, sin ventanas, cometía los abusos. Afuera, Néstor seguía tomando mate”, describió.
La querellante subrayó el rol fundamental de Néstor Pinta en los hechos: “Nada hubiera ocurrido sin su complicidad. Él era la figura, era todo, nos metía en la cabeza que eran masajes”.
A pesar de que Aldo Pinta se suicidó en 2020, lo que cerró la acción penal contra él, la investigación continuó, y en 2021 apareció una segunda víctima. La Fiscalía imputó a Néstor Pinta como partícipe necesario en los abusos. Sin embargo, tiempo después solicitó su sobreseimiento, lo cual fue avalado por el Juzgado de Garantías.
La querella, liderada por la Dra. Petersen, apeló la decisión, y la Cámara Penal, con un fallo dividido, habilitó finalmente la realización del juicio.