A un año del trágico derrumbe del gimnasio del club Bahiense del Norte, ocurrido en medio de un temporal, los damnificados se congregaron frente al Palacio de Tribunales para exigir justicia. El 16 de diciembre marcará el aniversario de un hecho que, según los afectados, fue una tragedia evitable. “Esto no debió haber ocurrido“, sostuvo Sebastián Mazza, señalando que la catástrofe fue consecuencia de la negligencia y la falta de acción.
Los sobrevivientes del derrumbe, que dejó más de 30 personas entre heridos y fallecidos, remarcan que esto no fue un simple accidente causado por el clima. “Aquí hay un delito“, expresan Mazza con dolor, refiriéndose a la causa judicial que investiga el hecho como estrago culposo agravado por muerte y lesiones.
Uno de los damnificados, Martin Ramírez, quien sufrió la pérdida de una pierna y de dos familiares cercanos, compartió su desgarrador testimonio: “Ese día marcó un antes y un después en nuestras vidas. El dolor es inimaginable, y aunque la rutina diaria sigue, no somos los mismos“. La víctima relató lo duro que ha sido regresar a su hogar tras meses de internación y recuperación, destacando que recién volvió a caminar gracias a una prótesis.
A pesar del dolor físico y emocional, lo más difícil para los damnificados ha sido la indiferencia por parte del club Bahiense del Norte. “Nadie del club se comunicó conmigo para saber si necesitaba algo“, denunciaron, quien también recordaron vívidamente cada segundo del derrumbe. “No podemos olvidar a nuestros familiares fallecidos, estamos aprendiendo a vivir con esto, pero es un proceso extremadamente difícil”.
La lucha diaria por mantenerse en pie y seguir adelante es aún más ardua cuando se enfrentan a la falta de apoyo. “Perder a alguien tan importante cambia la vida de una manera drástica”, afirmó Antonella Hulipan. Sin embargo, la fuerza para continuar proviene de sus hijas, quienes, según su madre, son su motor para no rendirse: “Soy el único pilar que tienen, me necesitan. Necesitamos justicia y que alguien se ponga en nuestro lugar, aunque sea por un momento“.
Las familias damnificadas insisten en que no buscan solo respuestas, sino también justicia. El dolor y las pérdidas son invaluables, pero el pedido de los afectados sigue siendo claro: que se escuche su voz y que se haga justicia por quienes ya no están y por los que aún luchan por reconstruir sus vidas.