Alejandro Montecchia, exjugador de la selección Argentina de básquet y campeón olímpico en Atenas 2004, compartió sus reflexiones a 20 años de aquel histórico logro.
En una entrevista con Canal Siete, Montecchia expresó cómo las emociones afloran cada vez que se acercan los aniversarios de ese momento tan especial. “Uno se emociona más para estas fechas que todo te lo recuerdan. Después, durante el año, como que pasa desapercibido, pero agosto es un mes bastante emotivo, y en los años de Juegos Olímpicos, como este, más todavía”, comentó.
Montecchia recordó con particular nostalgia la experiencia de ver los Juegos Olímpicos en la televisión. “Es increíble, no porque vienen un montón de sensaciones, ver las premiaciones te toca una fibra. Mis hijas me dicen que me estoy poniendo viejo, y probablemente sea así, pero bueno, estos Juegos Olímpicos estuvieron llenos de emociones”, confesó.
El exbasquetbolista también reflexionó sobre su propio recorrido y los sacrificios que tuvo que hacer para llegar al podio. “Recuerdo mucho el momento en el podio, ahí es cuando te cae la ficha. Una marea de recuerdos, de toda la gente que estuvo con vos, de los sacrificios, de irme muy chico de casa para cumplir un sueño que era jugar en la Liga Nacional y, eventualmente, en la selección. Llegar a ser campeón olímpico es increíble, impensado”, relató.
El vínculo con sus compañeros de equipo, especialmente con Emanuel Ginóbili y Pepe Sánchez, fue otro aspecto que Montecchia destacó. “Hay imágenes en el cierre del partido en las que justo te abrazás con Manu y Pepe, algo que ni con un guion se podría lograr. Es realmente increíble y muy fuerte”, afirmó.
A pesar del paso del tiempo, Montecchia sigue en contacto con sus compañeros de aquella generación dorada. “El vínculo sigue estando, estamos conectados constantemente en un grupo de WhatsApp. Hace 20 años que no coincidimos los 12 juntos en un solo lugar, pero el 2 de noviembre nos vamos a reencontrar en Parque Roca”, adelantó.
Sobre la generación dorada, Montecchia subrayó que el éxito no se debió solo al talento individual, sino a la unión del grupo. “Disfrutábamos mucho de jugar juntos, de estar juntos en concentraciones y viajes, y eso se veía reflejado en la cancha. No había ningún tipo de competencia entre nosotros, todos empujábamos para el mismo lado para cumplir el objetivo“, explicó.
Finalmente, Montecchia se refirió a la derrota en la final del Mundial de Indianápolis 2002 como un momento clave para la obtención del oro en Atenas 2004. “Fue una derrota muy dolorosa, pero nos enseñó muchísimo. Tal vez sin esa derrota no hubiésemos conseguido el oro olímpico”, concluyó, evidenciando cómo los desafíos y las adversidades pueden forjar el camino hacia la grandeza.
Esta entrada ha sido publicada el 28 de agosto, 2024 14:29
Deja un Comentario