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River le ganó 5-0 a Estudiantes en el Monumental con un show de goles de Borja, Solari, Barco y Suárez

Con doblete de Borja y goles de Solari, Barco y Suárez, el equipo de Gallardo sumó tres puntos clave y no pierde la ilusión.

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¡Apareció River! Después de un largo tiempo con el cartel de “Wanted”, parece volver a reencontrarse con buenas sensaciones y una confianza que se vieron pocas veces en el año. Es cierto, todavía no es ese equipo de Gallardo que te asfixia y te bombardea durante los 90 minutos, pero este miércoles contra Estudiantes, sobre todo después del 1-0, mostró muy buenas asociaciones con sus jugadores ofensivos.

Además, hubo indicios de haber recuperado esa vieja presión, aunque esta vez centrada en la mitad de la cancha (Paulo Díaz -amo y señor de la defensa- mordió y recuperó excelente en el tanto que abrió el juego, por citar un ejemplo) y una contundencia notable para cerrar una noche que se transformó en festival.

Sabiendo que el Pincha iba a jugar con un sólo centrodelantero (Boselli) y cuatro volantes por delante suyo (Castro, Zapiola, Rollheiser y Piatti), el Muñeco estuvo lúcido en no poner la línea de cinco que tanto resultado le había dado en La Paternal: al poner tres ofensivos detrás del doble nueve Beltrán-Borja, pudo sumar mejor pie y más ideas en la zona de gestación, además de obligar a Corcho Rodríguez a estar siempre pendiente de la marca y tener que ser constantemente ayudado.

Incluir al punta colombiano y a Quintero entre los 11 iniciales fueron otros dos grandes aciertos del DT, al que los 72.054 hinchas que llenaron el Monumental le gritaron al unísono que “es de River, de River no se va”, suplicándole que renueve su contrato.

Que el 10 no haya sido la figura se debió pura y exclusivamente a que el 9 fue el goleador de la noche. Intratable, Juanfer se hizo cargo de la conducción del equipo y dio cátedra de su pegada con otro corner que casi se le mete olímpico a Pourtau y una asistencia exquisita a Borja por arriba de los centrales para el segundo gol. Un partido sobrio y repleto de magia de un jugador que se retiró envuelto en una ovación que tuvo como mensaje directo un “quedate”.

Comprometido, bajó mucho a buscar la pelota antes de que River pudiera destrabar a un ordenado Estudiantes (Enzo Pérez no estuvo tan fino en la conducción), cosa que sucedió con un error grande como el Liberti del arquero Pincha que hizo olvidar la bastante floja definición de Borja. Lo opuesto a lo que hizo cuatro minutos después: picó al espacio y metió un bombazo de sobrepique al ángulo desde la punta derecha del área digna de un jugador que costó 8 millones de dólares.

Después de eso, todo fue disfrute y goze. Sí, River disfrutó el partido. Y, en consecuencia, deleitó a sus hinchas, quienes volvieron a cantar el clásico “ole” después de bastante tiempo. Hubo toques, movilidad, buenas subidas de los laterales, lujos y hasta goles de jugadores que se desquitaron: Solari -luego de errar varios- gritó con alma y vida el tercero y Barco se sacó la camiseta para festejar con toda el cuarto. ¡Hasta Matías Suárez pidió perdón por el penal que había errado en la Copa Argentina!

Apareció River. Tarde, es cierto, pero a tiempo para quedar cerca de meterse en la Libertadores 2023. Este festival, al ritmo del vallenato colombiano, ilusiona con un año que viene mejor. Y con convencer a Gallardo de conducirlo, claro…

Fuente: Olé

Esta entrada ha sido publicada el 6 de octubre, 2022 08:35

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