El defensor Bahiense, que juega en la Fiorentina, de Italia, Germán Pezzella, fue el primer futbolista de este país contagiado de coronavirus, y ahora que se encuentra recuperado, aseguró que uno de sus temores era que por ser “deportista podía quedar alguna secuela en los pulmones”. Hablo con el diario capitalino Ole.
Pezzella permanece en cuarentena en la soledad de su casa de Florencia y desde allí sostuvo que sintió “un alivio al confirmarse que estaba superado el tema. pero por el momento que se está pasando no ayuda mucho para sentirse así. Desde que me dieron el positivo hasta que me volvieron a hacer los tests, que son dos, pasaron tres semanas, y yo me sentía bien, pero cuando no existe la confirmación sigue siendo raro, porque no se sabe hasta qué punto uno está curado”.
“Pero por fortuna Fiorentina tiene un cuerpo médico muy bueno, que nos sacó las dudas y nos fue guiando, aunque uno se pregunta siempre si mañana se despertará sin poder respirar, si estará complicado o no, porque nunca se sabe qué puede pasar. Pero traté de tomármelo con calma para no transmitirle temor a la gente que quiero”, apuntó.
“Me pusieron como una medalla por ser el primer futbolista argentino con coronavirus, que cosa. Pero realmente mi preocupación era por los que me quieren. En un momento le dije al médico del club: ¿Esto tiene que ser comunicado con nombre y apellido? Porque estoy solo, tengo a toda mi familia y mis amigos allá, y va a repercutir muy fuerte en Argentina. Yo para cuidarlos a ellos se lo pedí”, confió.
Y acto seguido también advirtió que así como fue el primer futbolista argentino en contagiarse, también fue “el primero” en curarse. “Lo que pasa es que si te ponés a leer, todo es muy raro. Acá en los últimos días hubo una disputa para ver si el barbijo servía realmente o no, por ejemplo. En Lombardía ya lo reparten obligatoriamente”.
“Era duro por un lado lo que me pasaba, pero por otro me tranquilizaba, porque ya hacía dos semanas que estaba solo y pensaba que en el momento en el que contraje el virus no pude pasárselo a nadie, porque ya la situación venía moviéndose desde un rato antes acá y estaba solo. Lo único que hacía era ir al club y volver a mi casa, pero ya no estaba mi mujer ni mi familia. En ese sentido me quedé tranquilo”, apreció.
“Ahora llevo prácticamente un mes encerrado. Cumplí con la cuarentena obligatoria de no estar en contacto con nadie. Hoy acá lo único que se puede hacer es ir al supermercado, pero gracias a Dios tenemos la suerte de que nos puedan enviar la comida a casa, y así evito también salir porque hay colas enormes y pienso que el virus me lo contagié allí, y si no en el club”, concluyó Pezzella en otro tramo de la charla.