Fue una noche triste y una mañana aún más desoladora en Tokio. Costó dormir en el New Otani. Hubo que levantar hombros caídos. Hubo que secar lágrimas de bronca e impotencia que todavía se veían en algunos rostros. Y hubo que masticar broncas y frustración. Para colmo, el clima no ayudó para nada. Porque amaneció con lluvia y la temperatura marcó el comienzo de un otoño tardío. Todo fue gris, casi negro…
Al mediodía, Los Pumas dejaron el hotel en el que se habían tejido las ilusiones de ganarle a Inglaterra y de que este equipo entrara en la historia grande del rugby argentino. Pero lejos estuvo de hacerlo.
Por eso siguieron los silencios en el camino a Kumagaya, la ciudad ubicada a unos 60 kilómetros al noroeste de Tokio en la que el seleccionado cerrará su participación mundialista el miércoles, frente a Estados Unidos.
Cuando Francia le ganó ajustadamente a Tonga (23-21) y decretó formalmente la eliminación argentina, pocos se enteraron. Del Mundial, al menos este domingo, nadie quiso saber demasiado.
Fuente: Clarín