Al partir rumbo a este Dakar Gustavo repetía y se repetía… el objetivo es terminar.
Para un piloto de punta, que conoce sus capacidades y que es consciente de su potencial, es difícil no dejarse llevar por la tentación.
Gustavo hizo en este 2019 un Dakar perfecto, porque fue fiel a su objetivo primario y en el desarrollo del mismo encontró un ritmo veloz, que le permitió terminar nada menos que en el podio.
Habrá tiempo para las conclusiones, para ver qué cosas se pueden mejorar, pero sin dudas el regreso a Bahía Blanca será con gran satisfacción y orgullo.
En la jornada de hoy fue quinto, y en la general culminó en el tercer lugar con un tiempo acumulado de 45h 13’ 42’’. Quedó a 2h 11’ 48’’ del líder Cavigliasso y a poco más de 15 minutos de González Ferioli, con quien tiraron juntos casi toda la segunda semana.
Pasó un Dakar especial, con menos días de carrera que los Dakar anteriores, pero con un objetivo claro por parte de los organizadores en asegurar dureza extrema. Un Dakar ante todo no debe ser fácil, y al diseñar una carrera en un solo país trabajaron para que la crudeza y las dificultades de la carrera más dura del mundo no se perdieran.
Solo resta el paso por la rampa para recibir la medalla. Esa medalla que atesorará por el resto de su vida y que compartirá con tanta gente que lo apoya y lo quiere.
Ahora llega el momento de relajarse, de disfrutar y volver a casa a abrazar a su mujer y a su hija, a quienes extrañó con locura. A festejar junto a su familia y amigos que estuvieron haciendo el aguante. Hoy termina el año de sacrificios y entrenamientos.