Dos éxitos en la Liga de Desarrollo, subcampeón de la Liga Sudamericana y 2do en la Liga de las Américas. El básquet bahiense en su mejor etapa
Verlos jugar para siempre. Todos quisiéramos poder tener un equipo así para siempre; que nadie olvidara sus nombres, que siempre recordaran sus historias. Por eso escucha algo. Sentí la magia, percibí la energía que provoca una hazaña, el clamor que genera una victoria. Ahí está…Sí, ahí está: sueños e historias, coraje, compañerismo, determinación…¿Cuántos partidos? ¿Cuántos combates? ¿Cuánta emoción? ¿Y sabes porque te pido que escuches? Porque llegó el momento de agradecerle a estos jugadores.
Porque como sabrás, estos muchachos no tienen poderes mágicos, más bien se entrenan todos los días. No usan capas ni máscaras, sino camisetas con números.
Ellos no están en los comics ni en las películas, viven aquí, en los estadios.
No luchan por la justicia ni contra la maldad, lo hacen contra el tiempo, contra el viento, contra la adversidad.
Estos hombres no tienen enemigos, solo adversarios a quienes aplauden en la victoria y honran en la derrota.
No rescatan ciudades, no salvan al planeta, más bien inspiran a las personas comunes a lograr cosas extraordinarias.
Son personas normales que han construido historias descomunales, chicos que van más allá de sus límites, hombres que mueven el deporte de la ciudad hacia adelante y que por ello provocan que uno sienta admiración.
Por eso hoy, hay que agradecerles a estos gigantes. Y es por la sencilla razón de que ellos son capaces de soñar en grande, de protagonizar historias descomunales y de vivir victorias imposibles. Porque aquí, en esta tierra de héroes y leyendas, he visto a más de uno levantarse sobre el dolor. Aquí existen la epopeya y los relatos con final feliz; aquí existen los sueños cumplidos y los cuentos reales; aquí ocurre la vieja historia del chico de provincia que un día gana una Medalla para su país. Lo hemos visto.
Porque aquí, en este fabuloso mundo, hay hombres que vuelan como pájaros y saltan como duendes. Aquí hay enanos que se burlan de todos sus rivales, hay debiluchos que luchan por ganar campeonatos.
Por eso, sonreí, llego el momento, es hoy.
Sonreí, porque eso es lo único que ellos querían, que sonrieras como lo haces en cada partido, en cada triunfo, pero también acompañalos en la derrota.
Sonreí porque en poco tiempo, todos volveremos a encontrarnos, en el Casanova, en el lugar donde brota la pasión del basquet bahiense, y el fuego volverá a renacer, y todos estaremos dispuestos a saludar a nuestros deportistas, que hicieron historia y que la seguirán haciendo, hoy con la bronca de la derrota pero con la tranquilidad de que no todos llegaron a ser subcampeón continental. Habrá revancha.
Verlos jugar para siempre, todos quisiéramos poder disfrutarlos en Bahía Basket para siempre; por eso mi última ovación a estos muchachos que durante 2 años le llenaron el corazón de hazañas, y que harán inolvidable este momento del básquet de la ciudad.
Sonreí, porque eso es lo que deseaban ellos.
Sonreí, porque ellos, ya son Campeones y vivirán para siempre en la memoria. Ellos nos hicieron volver a creer en nuestro basquet.
Esta entrada ha sido publicada el 21 de marzo, 2017 20:36
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