Con una carta muy emotiva, el Padre Pedro Fournau, se dirigió a todo el personal de salud, en este difícil momento que estamos atravesando como sociedad ante la pandemia del Covid-19 y para resultar la inigualable tarea que están llevando a cabo. La misma expresa textualmente:
“Quisiera llegar a ustedes con un saludo y expresarles mi cercanía y solidaridad en este momento difícil y de particular dificultad para quienes están “cuerpo a cuerpo” y poniendo el cuerpo -es decir, la vida-, como servidores de la salud de nuestra comunidad en el contexto de esta pandemia. Quisiera por eso dejarles “dos palabras”.
Sé que han abrazado una vocación marcada por el servicio y la entrega hacia el otro. Por eso, la primera palabra que quiero expresarles es Gracias. Gracias por esta vocación que han asumido, esta “Unción” para hacer el bien, gracias por esta vida que (me consta, muchas veces) con pasión van gastando y haciendo fecunda para dar vida a los demás: acompañando y sanando cuando se puede, o aliviando el sufrimiento “tocando” la carne y el dolor del otro, o recibiendo el don de la vida en el milagro de cada nacimiento y acompañando la partida ante el misterio de la muerte. Gracias por todo ésto y gracias por seguir en pié.
Sé también (algunos de ustedes me lo han expresado) de sentimientos que afloran en estos días, cansancio, preocupación, angustia, incertidumbre, entre otros. Quiero que sepan que está mi corazón, y el de tantos, junto a ustedes. Todos los días rezo por ustedes, por sus compañeros de tarea y por sus hijos y familia. Por eso, junto a la gratitud, la otra palabra que quisiera dejarles como aliento es: ¡ÁNIMO!
Hoy (por ayer) que recordamos el 170º Aniversario del fallecimiento del General Don José de San Martín, tal vez sirva recordar -también- una palabra suya. Cuando el sueño de la emancipación se vio puesto en jaque, desde Mendoza le escribe al Diputado Don Tomás Godoy incitando con apremio a que no “se achique” el Congreso de Tucumán y se apure a declarar la Independencia: “¿Hasta cuándo vamos a esperar? Ánimo, para los hombres de coraje, se han hecho las empresas!”
Quisiera, con mucho respeto y -créanme- con cariño, decirles y darles ¡ánimo, fuerza! Cuando Jesús se enfrentó a la hora más difícil (hora de sufrimiento, de soledad, de muerte, y por eso” hora de resurrección), habiendo dicho a los suyos que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, les expresó: “Les digo ésto para que encuentren paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir, pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). Si son creyentes, déjenme decirles algo: ¡Jesús está con ustedes y especialmente hoy, Él está “en” ustedes curando, sirviendo y consolando!
Queridos amigos y amigas (permítanme usar, de algún modo, esa palabra) ¨Les renuevo la gratitud y le pido al Señor de la Vida, en cuyas manos estamos, que los guarde y los sostenga en su vocación. Dios los bendiga”. Padre Pedro Fournau.
Fuente: El Diario de Pringles