Desde el 7 de marzo, el barrio Los Chañares, está prácticamente aislado. La única entrada directa, por calle Ayacucho, se encuentra intransitable a raíz de las intensas lluvias y la falta de infraestructura adecuada. A más de un mes de la catástrofe climática, los vecinos denuncian el abandono y la improvisación.
“No tenemos acceso. La entrada principal está inutilizable desde la inundación, y las alternativas son igual de complicadas”, explica Néstor Moriggia, vecino del barrio. La calle que había sido reparada en su momento, volvió a deteriorarse y hoy es apenas transitable. La única opción que queda es rodear por la ruta 35, lo que implica recorrer más de 15 cuadras y perder hasta 30 minutos para hacer un trayecto que normalmente tomaría cinco.
La situación se agravó porque las obras realizadas en años anteriores no solo no resolvieron el problema, sino que lo empeoraron. “Después del 7 de marzo, esta calle no fue intervenida. El agua llegó a un metro setenta en el punto más bajo y no pudo drenar bien. La calle está mal hecha desde la gestión del exintendente Héctor Gay”, afirma Fernando Long. “Acá lo único que se hizo fue un cordón cuneta y unas luces, pero la caída está invertida. Antes, el agua fluía naturalmente hacia el centenario y de ahí al mar. Ahora se estanca”, detalla.
La solución provisoria que se aplicó fue desviar el agua a un campo privado lindero. Pero el terreno ya está saturado y no puede absorber más. Las bateas comenzaron a rellenar la zona, pero las lluvias constantes impidieron avanzar. “Esto no es de ahora. Desde antes de la inundación ya veníamos mal. Las obras que hicieron arruinaron Ayacucho, que antes al menos permitía salir aunque sea embarrados”, denuncia Gabriel Sonlier.
El abandono se refleja también en la escasa presencia estatal. Según los vecinos, una sola autoridad se acercó a observar la situación. “Vino una delegada, nada más. No hay soluciones. Y si no das la vuelta por la 35, rompés el auto”, resume Néstor.
La preocupación no es solo por el presente, sino por lo que vendrá. “Acá se necesitan obras serias, gente que sepa lo que está haciendo. Esto no es solo un problema de lluvia, es un problema de planificación urbana, de gestión y de responsabilidad política”, concluyen los vecinos.
