A casi un mes de la inundación que azotó a Bahía Blanca el pasado 7 de marzo, los vecinos del barrio San Miguel continúan exigiendo respuestas sobre la reparación de las calles y las obras de infraestructura necesarias para recuperar la normalidad.
Matías López, vecino del sector, expresó su preocupación ante la falta de comunicación de las autoridades y empresas responsables. “Entiendo que hay otras necesidades en Bahía e incluso algunas calles del barrio ya fueron arregladas, pero necesitamos que nos informen qué van a hacer, cómo y cuánto tiempo va a demorar”, reclamó.
Uno de los problemas principales es el socavón que dejó la tormenta, el cual no solo afecta la transitabilidad de la zona, sino que también requiere la renovación de la red de agua y cloacas. Según López, hasta el momento no han recibido respuestas de la empresa ABSA ni de la compañía privada encargada del tendido cloacal. “No han venido a darnos una respuesta sobre los tiempos ni qué se va a hacer para rellenar el socavón y con qué materiales”, detalló.
Además, el vecino advirtió sobre un riesgo adicional: los árboles del seminario, cuyas raíces quedaron expuestas tras el temporal. “Es un peligro, los chicos juegan y se cuelgan de las raíces. Si un árbol llega a caer sobre un niño, las consecuencias pueden ser graves”, alertó. También reclamó la intervención del arzobispado, que no se ha hecho presente ni siquiera para señalizar la zona de riesgo.
Ante la inacción oficial, los propios vecinos han improvisado soluciones para mitigar los peligros. “Hemos visto trabajos precarios para poder sacar los autos. Mi vecino hizo una especie de corralito para que los nenes no se caigan y otro tuvo que sacar su vehículo por la calle del costado”, relató López.
El barrio sigue lidiando con calles intransitables, donde el agua arrastró parte de la infraestructura vial. “Ni siquiera pueden sacar los autos a la vereda porque son demasiado angostas”, agregó.
A pesar de la precariedad de la situación, los vecinos lograron restablecer el suministro de agua gracias a una conexión de emergencia con una manguera, mientras esperan una obra definitiva. Sin embargo, la incertidumbre sobre los tiempos de reparación sigue latente. “Sabemos que va a llevar mucho tiempo, quizás con viento a favor antes de fin de año. Pero tiene que ser un trabajo en conjunto entre el municipio, la delegación y las empresas de agua y cloacas”, concluyó López.
