Desde el viernes del temporal, en el Hogar Natán no hay descanso. Dora Sensini, referente de este espacio solidario, relata con voz firme y agotada que están trabajando “de 8 de la mañana hasta las 8 de la noche”. Desde ese momento, el movimiento no cesa: personas que llegan por alimentos, artículos de limpieza o ropa, muchas de ellas afectadas directamente por las inundaciones que golpearon a la ciudad.
“Al principio salimos con viandas a distintos barrios. Después llegó una donación de Prefectura de Buenos Aires, cargamos la combi y recorrimos cuatro barrios llevando ayuda. Se anduvo, se anduvo”, recuerda Dora. El ritmo fue intenso, incluso logró hacerse un pequeño espacio para ir al mediodía a su casa, “pero el sentido de todo esto es lo que uno recibe: la respuesta de la gente, del municipio, de todos”.
En las últimas semanas, desde Hogar Natán se entregaron toneladas de ropa, productos de limpieza y alimentos no perecederos. Sin embargo, la necesidad ya no es solo alimentaria. “Ahora viene la etapa más difícil: la reconstrucción. Ya no me preguntan por fideos o lavandina. Me preguntan si tengo cemento, cal, chapas”, explica. Y su voz cambia de tono: “Ahí me agarra la desesperación, porque no tenemos. Me gustaría poder formar un banco de materiales, que cada empresa done aunque sea cinco bolsas de cemento, algunas chapas… pero alguien tiene que administrar eso, no yo. Se necesita urgente”.
Sensini cuenta que recorrieron barrios como Costa Blanca, Tierras Argentinas y Martín Fierro, donde la situación es crítica. En muchos casos, las camionetas no podían avanzar por el agua acumulada. “La gente se acercaba, con mucho respeto. La donación que llegó de Prefectura fue muy completa: frazadas, sábanas, alimentos. Todo fue bien recibido”.
El Hogar también recibió apoyo de una fundación proveniente de Córdoba, que trajo un equipo médico compuesto por tres doctores, un psicólogo y medicamentos. “Atendieron a más de 70 familias, con sus hijos incluidos. Además, trajeron 150 colchones nuevos. Fue muy emocionante poder darles a esas personas no solo el colchón, sino también su frazada, su almohada. Algo digno, algo nuevo”, destaca Dora.
Respecto al rol del Estado, valora el trabajo en conjunto con el municipio. “Se ha descentralizado mucho. Nos enviaron más de 150 bolsas de alimentos con artículos de limpieza. En Natán 3 estamos trabajando con el P.E., que es el Programa Estratégico Municipal, y eso ha sido clave”.
En medio del cansancio, Dora mantiene su compromiso. Sabe que lo más duro no es solo lo que pasó, sino lo que viene. “La comida y la ropa llegan, gracias a la solidaridad. Pero ahora necesitamos materiales. La gente quiere reconstruir su casa. Aunque sea con una chapa, con un poco de cal. No es solo una necesidad, es una forma de empezar de nuevo”.
