“Cuando el agua se va, todo queda socavado por abajo. Es como si te arrancaran el piso”. La frase de una vecina del barrio Don Bosco resume en pocas palabras lo que vivieron muchas familias tras las intensas lluvias e inundaciones que azotaron la ciudad.
Su casa no fue la excepción: el agua entró sin pedir permiso, y el techo –ya castigado por los años– comenzó a filtrar por varios puntos. “Fue igual de feo que aquella vez del tornado. Muy mal, la verdad”, recuerda. Lleva más de 40 años viviendo en el barrio, y asegura que las calles siempre estuvieron así: deterioradas, con bajadas de agua que convergen en una esquina crítica, para luego seguir su curso hacia el Hospital Penna. “Se junta todo ahí y no hay manera de frenar nada”.
La situación se agrava por la falta de servicios esenciales. Aunque pagan alumbrado, barrido y limpieza, la vecina cuenta que el único servicio que reciben con regularidad es la recolección de residuos. “El alumbrado lo pusimos nosotros, compramos las luminarias porque el municipio nunca respondió. Siempre pedimos, pero nada”.
Ahora, con la calle prácticamente destruida por el agua, la comunidad se enfrenta a otro problema: el acceso al agua potable. “Tenemos agua, pero no se puede tomar. Está contaminada con cloacas. Estamos comprando bidones porque no hay otra”, denuncia.
¿Y la presencia municipal? Prácticamente nula. “No he visto a nadie revisar la calle. Vinieron chicos voluntarios de la parrilla a dar una mano, pero de la delegación, nada. Acá, para que te manden una máquina, tenés que ir a pedirla como si fuera un favor. Pero yo estoy al día con los impuestos, así que creo que tengo derecho”, reclama con bronca.
En medio del barro, los pozos y los autos encajados, los vecinos hacen lo que pueden. Rellenan las calles con lo que tienen a mano. Se ayudan entre ellos. Porque si algo está claro, es que no pueden esperar demasiado de quienes deberían estar cuidándolos.
“Estamos al horno”, repite la vecina. Y no lo dice como metáfora. Lo dice como una realidad que, en Don Bosco, ya no sorprende a nadie.
