Las recientes inundaciones que afectaron a la ciudad dejaron daños significativos en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional del Sur (UNS), donde más de 70.000 ejemplares fueron alcanzados por el agua. Ante este escenario, el equipo de la biblioteca, junto a docentes, estudiantes y personal voluntario, trabaja en la recuperación del material dañado para preservar parte del patrimonio bibliográfico de la institución.
Víctor Ferracuti, director de la Biblioteca Central, explicó la magnitud del desafío: “No solo hablamos de libros de texto esenciales para la enseñanza, sino también de documentos históricos producidos por los primeros docentes y autoridades de la universidad, además de donaciones significativas. Por eso, debimos establecer distintas líneas de acción para decidir qué recuperar y qué descartar”.
Un esfuerzo colectivo
El operativo de rescate involucra a unas 40 personas que, diariamente, colaboran en el traslado de libros secos a sectores seguros, la limpieza y desinfección del área afectada y la clasificación del material dañado. En este proceso, la Biblioteca Nacional Argentina brinda asesoramiento técnico especializado.
“El personal de la biblioteca, docentes, estudiantes y personal de limpieza han sido fundamentales. También contamos con el apoyo de la Secretaría de Bienestar Universitario, que coordina a los voluntarios”, destacó Ferracuti.
El proceso de recuperación
La restauración de los ejemplares afectados sigue un procedimiento minucioso. Primero, se eliminan residuos como barro y otros agentes contaminantes, ya que el agua ingresada al subsuelo contenía líquidos cloacales. Luego, los libros se secan hoja por hoja con papel secante para evitar el deterioro.
“En algunos casos, utilizamos freezers para frenar el proceso de deterioro y tratar los libros de manera progresiva. También aplicamos alcohol isopropílico para eliminar hongos, que ya empiezan a aparecer en el material húmedo”, explicó el director de la biblioteca.
Pese a los esfuerzos, las pérdidas son significativas. “Estimamos que alrededor de 60.000 volúmenes están definitivamente perdidos, aunque una parte podrá reponerse mediante compras a editoriales o donaciones. En cuanto al material recuperable, hablamos de unos 35.000 ejemplares, de los cuales 500 ya han sido intervenidos y otros 500 están en proceso”, detalló Ferracuti.
Un método replicable
El procedimiento aplicado por la biblioteca puede utilizarse en otras situaciones similares. “Cualquier persona que quiera recuperar libros afectados por el agua puede seguir estas técnicas, aunque hay factores clave como la calidad del papel y el nivel de contaminación del líquido. En el caso de material impreso en papel ilustración, el proceso es más complejo, ya que las imágenes pueden adherirse al papel secante”, explicó Ferracuti.
“Nuestra misión hoy es salvar la mayor cantidad de material posible. Sabemos que llevará tiempo, pero estamos convencidos de que es un esfuerzo que vale la pena”, concluyó el director de la Biblioteca Central de la UNS.
