Doce días después de la inundación que azotó Bahía Blanca, los vecinos del Paseo Soler siguen removiendo barro, agua y escombros de sus hogares y comercios. La escena es devastadora: locales arrasados, antigüedades destruidas, autos inservibles y el esfuerzo de años reducido a escombros.
“Sacar y sacar, no terminamos más. Todo mojado, todo para tirar. Perdimos todo”, relata un vecino que lleva días intentando recuperar lo que queda de su comercio. Junto a su pareja, hace ocho años abrieron una casa de antigüedades, pero el agua lo arrasó todo. “Si mirás adentro, hay un metro de agua. Nada quedó en pie”.
El desastre no solo afectó sus bienes, sino también su movilidad. “El auto me lo arrastró como cien metros. Entró agua al motor, a todos los líquidos. No quedó golpeado, pero hay que ver si el motor se puede salvar”, cuenta, aún sin saber si podrá recuperarlo.
La mayoría de los vecinos nunca imaginó que algo así pudiera ocurrir en la ciudad. “Uno lo ve por televisión, hasta que le pasa a uno. Jamás pensé que esto podía pasar acá”, dice con incredulidad.
Cuando llegó al local después de la tormenta, el panorama era desolador. “Todavía hay humedad en todos lados. Si abrís la puerta, el agua se desahoga y baja el nivel, pero el barro tapa todo”. En su casa, la situación fue algo mejor: “Entraron 20 cm en el garaje, pero no llegó al interior”.
Entre los objetos que el agua destruyó, el daño sentimental es incalculable. “Perdimos una colección completa sobre las Islas Malvinas, libros históricos de la municipalidad, discos, radios antiguas… todo flotando y girando en el agua”.
El impacto psicológico también fue fuerte. “Los primeros cinco o seis días estaba tan mal que me sumergí en el agua y casi entro en hipotermia. Pensé que me iba a dar un infarto”, recuerda. A pesar del golpe, la solidaridad de los vecinos fue clave: “Los pocos que quedamos nos ayudamos entre todos. Juntábamos comida, cocinábamos juntos”.
Ahora, la reconstrucción parece un desafío inmenso. “Duele mucho, porque es el sacrificio de años. Todo lo que juntaste, lo que trajiste con esfuerzo, en un ratito lo tenés que tirar”.
Sin embargo, la esperanza sigue intacta: “No queda otra. Hay que seguir adelante”.
Esta entrada ha sido publicada el 19 de marzo, 2025 11:40
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