Las lluvias e inundaciones que afectaron a Bahía Blanca dejaron un escenario desolador en muchos barrios. Aunque el agua comenzó a retirarse, el barro, los destrozos y la pérdida de bienes siguen marcando la vida de cientos de vecinos. Frente a esta situación, el Centro Cristiano Faro de Esperanza, ubicado en Charlone 2080, se convirtió en un punto clave de asistencia para quienes más lo necesitan.
“Desde el mismo domingo nos pusimos en marcha”, cuenta Leonardo Alarcón. “Ya llevamos casi diez días ayudando a los vecinos. La pandemia nos cambió la cabeza, nos enseñó a organizarnos y a actuar rápido. Y ahora, con la tormenta, volvimos a hacer lo mismo: ayudar en lo que se pueda”.
El trabajo en el centro de asistencia no se limita solo a los fieles de la iglesia, sino que está abierto a toda la comunidad. “La iglesia tiene que salir a la calle, no solo a evangelizar. Jesús dijo: ‘Tuve hambre y no me diste de comer’. Esto también es parte de nuestra obra”, explica Antonio Alarcón.
El centro funciona bajo un sistema organizado: reciben donaciones, las clasifican y luego las distribuyen entre los damnificados. Sin embargo, hay elementos que ya no hacen falta y otros cuya demanda sigue siendo urgente.
“Estamos sobrepasados de ropa”, aclaran. “Ahora la gente busca mercadería, frazadas, colchones, productos de limpieza. También recibimos pedidos de alimentos para mascotas. Lo que va llegando, lo distribuimos”.
Para quienes quieran colaborar, las donaciones pueden acercarse a Charlone 2080, en la salida al balneario, cerca de Río Atuel. También cuentan con grupos organizados que recolectan donaciones en distintos puntos de la ciudad y las reparten casa por casa.
Esta entrada ha sido publicada el 18 de marzo, 2025 10:51
Deja un Comentario