Canal Siete
martes 18 de marzo
Eusebio Hernández Greco

La colecta de un bahiense en Caballito para ayudar a la ciudad tras la inundación

La devastación que dejaron las inundaciones en Bahía Blanca generó una ola de solidaridad que trascendió los límites de la ciudad. En Buenos Aires, la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, en Caballito, fue el primer punto de recepción de donaciones para los damnificados. Su párroco, Eusebio Hernández Greco, bahiense de nacimiento, impulsó la iniciativa que pronto se transformó en un movimiento masivo de ayuda.

Una respuesta inmediata

Primero surgió en la parroquia, pero la respuesta fue tan grande que pronto se sumaron el Arzobispado de Buenos Aires y Cáritas Buenos Aires, cuenta el sacerdote. En pocos días, la ayuda comenzó a llegar a Bahía Blanca en camiones cargados con alimentos, ropa, frazadas y artículos de primera necesidad.

Llevamos más de 30 camiones y cinco camionetas con donaciones. Hoy llegan dos camiones más, uno a la parroquia San José, que fue clave en la organización cuando los centros de acopio aún estaban cerrados, y otro al club Villa Mitre, que también se puso a disposición desde el primer momento”, detalla Hernández Greco.

La movilización no solo involucró a fieles de la parroquia, sino también a cientos de voluntarios. “La generosidad de la gente porteña fue inmensa, pero también la de aquellos que, en vez de quedarse llorando sobre su dolor, dijeron: ¿Cómo nos comprometemos para ayudar?”.

El impacto de las imágenes transmitidas por los medios de comunicación fue clave para sensibilizar a la gente. “No solo donaban alimentos y ropa, sino que pensaban en cada detalle: comida para mascotas, juguetes para los niños, útiles escolares“, destaca el párroco.

El nivel de compromiso fue tal que el 70% de las personas que se acercaron con donaciones se quedaron a ayudar en la clasificación y organización de los envíos.

Más allá del dolor que dejó la catástrofe, Hernández Greco resalta que situaciones como esta también despiertan otro sentimiento: la esperanza. “No se puede evitar el sufrimiento, pero sí se puede acompañar. Saber que no estamos solos, que hay hermanos que se comprometen con nuestra realidad, hace la diferencia“, reflexiona.

La solidaridad sigue en marcha y quienes deseen colaborar pueden acercarse a la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, en Caballito, o a los centros de acopio en Bahía Blanca. “La ayuda no termina, porque la reconstrucción recién empieza”, concluyó el sacerdote.

La colecta de un bahiense en Caballito para ayudar a la ciudad tras la inundación
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Dra. Jessica Mineo
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