La catástrofe climática que azotó Bahía Blanca dejó a muchas familias en una situación crítica. Entre ellas, las personas celíacas enfrentan un problema adicional: no pueden recibir cualquier tipo de alimento. Ante esta realidad, Gloria Suez, una cocinera especializada en viandas sin gluten, tomó la iniciativa de organizar una red de ayuda para aquellos que no pueden acceder a una alimentación segura.
“Hace casi nueve años que empecé con clases de cocina, primero presenciales y luego virtuales con la pandemia. Gracias a eso, conocí a mucha gente y hoy son ellos los que nos están ayudando”, cuenta Gloria. La necesidad era evidente: muchas personas celíacas estaban comiendo con trazas de gluten por falta de opciones, mientras que otras preferían no comer. “Empezamos el lunes, actuamos lo más rápido que pudimos”, agrega.
A pesar de haber perdido todo en la inundación, Gloria no dudó en ponerse en acción: “Tuve dos días de shock, pero después dije: me tengo que poner al hombro lo que sé, lo que puedo y lo que amo”. Con ayuda de voluntarios, logró establecer una organización efectiva para la producción y distribución de viandas.
Sin contar con grandes recursos, Gloria comenzó a cocinar con lo que tenía a su alcance. “No tenía ollas, pero dos chicas me alcanzaron algunas. Un día hice 16 viandas, otro 20, un día dos panes, otro cuatro. Así voy creciendo”, relata. Actualmente, la demanda ha aumentado exponencialmente: “Empezamos con 15 personas, ayer me dijeron que ya hay 50 y seguramente hay más“.
El equipo también se encarga de armar bolsas con alimentos básicos para quienes no pueden recibir viandas. “La gente está sin comer, así que tratamos de cubrir lo esencial con las donaciones que recibimos”, explica Gloria. La organización también cuenta con un sistema de logística para la entrega de alimentos y un registro con direcciones, teléfonos y necesidades específicas de cada beneficiario.
“Estoy agradecida con la gente de alma bondadosa y anónima que nos envía dinero y donaciones. Es de no creer, hasta de otros países nos ayudan“, dice con emoción. También destaca la colaboración de voluntarios que, como ella, trabajan incansablemente para ayudar a los damnificados.
A pesar del dolor y la incertidumbre sobre el futuro de la ciudad, Gloria mantiene la esperanza: “Sé que vamos a salir adelante. Perdimos mucho, pero hay una red de personas solidarias que está haciendo posible la recuperación”.
