El Club Liniers, refugio para los afectados por la inundación en Bahía Blanca

La reciente inundación que azotó a Bahía Blanca dejó a cientos de vecinos en una situación desesperante. En el barrio Boulevard, el agua alcanzó niveles alarmantes, obligando a muchas familias a abandonar sus hogares con lo puesto. Frente a este desastre, el Club Liniers se convirtió en un refugio de esperanza, donde voluntarios y damnificados trabajan juntos para salir adelante.

Entre los evacuados se encuentra un vecino de Ingeniero White, quien relata con angustia lo vivido: “Perdimos todo. El agua llegó hasta el pecho. Logramos agarrar una ladera vieja y ayudar a los vecinos a llegar hasta el puente de La Niña“. Con su esposa y su hija de dos años y medio, quien sufre de broncoespasmo, fueron rescatados por el Ejército. “Nos trajeron hasta acá, pero mi casa de material quedó destruida. Tenía todo listo para arrancar el año, cemento, cal, arena, y lo perdí todo”.

A la tragedia de la pérdida se suma otro temor: los saqueos. “No podemos volver a nuestras casas y ya avisaron que están robando lo poco que quedó. Nos da miedo estar aquí y que se lleven lo último“.

En medio del caos, la solidaridad aflora. Voluntarios de distintas partes de la ciudad y del país se acercaron para colaborar. “Vine a la mañana temprano y estamos acomodando ropa, ayudando a la gente que llega con lo puesto“, cuenta una estudiante universitaria que reside en Bahía Blanca. Otros jóvenes, atrapados en la ciudad por la tormenta, también decidieron sumarse a la causa: “Los hospitales están colapsados, tratamos de ayudar en lo que podamos. No solo se necesita ropa y comida, también hay que contener emocionalmente a quienes lo perdieron todo“.

En el club, el movimiento no se detiene: familias recibiendo asistencia, vecinos acercando donaciones y manos anónimas trabajando incansablemente para ayudar a los damnificados a recomenzar.

El desastre dejó estragos materiales, pero también puso en evidencia la capacidad de los bahienses para unirse en la adversidad. La reconstrucción será larga y difícil, pero en el Club Liniers, la solidaridad sigue siendo el motor de la esperanza.