Ante la falta del centro Almafuerte se ponen a disposición un grupo de 5 veterinarios independientes para hacer guardias rotativas y atender la demanda
La Guardia Veterinaria de Bahía Blanca estará en funcionamiento hasta el 10 de febrero para atender emergencias y urgencias de mascotas en la ciudad. En momentos de desesperación, muchos dueños no saben a dónde acudir.
Según explicó el veterinario Juan Cruz Rosseti, la comunicación se realiza principalmente a través de WhatsApp, ya que, por la alta demanda, los profesionales no siempre pueden atender llamados en el momento. “La gente nos envía un mensaje con lo que está pasando y nosotros evaluamos si se trata de una urgencia o una emergencia para asignar turnos en función de la gravedad del caso“, detalló.
El servicio de guardia cubre los fines de semana, cuando la ciudad suele quedarse sin atención veterinaria. En apenas 30 horas de funcionamiento, el equipo llega a atender alrededor de 30 animales, lo que demuestra una demanda elevada. “No se trata de consultas de rutina como vacunas o uñas lastimadas, sino de situaciones más graves que requieren un alto nivel de atención“, explicó Juan Cruz.
Para quienes tienen dudas sobre cuándo acudir a la guardia, el veterinario hizo una distinción clave entre urgencia y emergencia:
Algunos signos a tener en cuenta son el color de las mucosas, la respiración, el nivel de actividad o si la mascota está desmayada. Sin embargo, el principal consejo es no automedicar al animal y comunicarse con un profesional. “Muchas veces la gente le da ibuprofeno a su perro para el dolor, y eso nos complica más porque puede intoxicarlo y limitar las opciones de tratamiento”, advirtió el veterinario.
El trabajo en una guardia no es fácil y requiere experiencia y preparación. “No es lo mismo atender en una clínica con una red de contención que estar solo en una guardia“, señaló Juan Cruz, destacando que un veterinario en estas circunstancias debe cumplir múltiples roles: traumatólogo, cirujano, anestesista, partero e incluso psicólogo para los dueños.
Otro factor que dificulta la tarea es que, a diferencia de la medicina humana, los pacientes no pueden describir lo que sienten. “Muchas veces preguntamos cosas básicas como ‘¿vomitó?’ y el dueño no lo sabe. Entonces tenemos que interpretar síntomas con información parcial y sin acceso a estudios complementarios como placas, ecografías o análisis de sangre“, explicó.
Por razones de seguridad y practicidad, las guardias no son domiciliarias, sino que funcionan en un punto fijo. “La demanda es alta y necesitamos contar con los recursos necesarios para atender a los animales de la mejor manera posible”, concluyó.
Esta entrada ha sido publicada el 29 de enero, 2025 13:36
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