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La hiperplasia de próstata: qué es y cuáles son los síntomas

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La hiperplasia prostática benigna es una condición que afecta a muchos hombres a medida que envejecen. Esta enfermedad, que se presenta de manera gradual, genera un aumento benigno de la próstata, una glándula ubicada debajo de la vejiga que rodea la uretra. Emiliano Peton, especialista en urología, explicó que la próstata, conocida desde la antigua Grecia, desempeña un papel clave en el sistema urinario, funcionando como un “embudo” que conecta la vejiga con la uretra. Se presenta típicamente a partir de los 45 o 50 años, cuando la glándula comienza a crecer, presionando la uretra y dificultando el paso de la orina.

Los síntomas más comunes de la hiperplasia prostática benigna son cambios en la micción. Los hombres suelen notar que el flujo de orina se vuelve más débil o entrecortado. También pueden experimentar goteo post-miccional, es decir, el goteo de orina después de haber terminado de orinar, lo que puede ocasionar manchas en la ropa interior. La sensación de no vaciar completamente la vejiga es frecuente, lo que provoca que el paciente se despierte varias veces durante la noche, algo que no es habitual.

El especialista explicó que, si bien es una patología benigna, puede afectar significativamente la calidad de vida del paciente. En algunos casos, los hombres se sienten limitados a la hora de salir de casa por temor a no encontrar un baño a tiempo, lo que provoca ansiedad y estrés. Además, si la condición no se trata adecuadamente, puede ocasionar complicaciones graves como infecciones urinarias recurrentes, formación de piedras en la vejiga y, en etapas avanzadas, insuficiencia renal.

Una de las preguntas más frecuentes que hacen los pacientes es si la hiperplasia prostática benigna puede convertirse en cáncer de próstata. Peton aclaró que son dos condiciones completamente distintas: mientras que la HPB es benigna, el cáncer de próstata es maligno. No obstante, ambas pueden coexistir en un mismo paciente, por lo que el urólogo evalúa ambas condiciones en los controles periódicos.

En cuanto a los tratamientos, el especialista aseguró que existen varias opciones. Los pacientes que presentan síntomas molestos pueden comenzar con tratamientos farmacológicos. Sin embargo, Peton destacó que los avances en medicamentos han sido limitados en los últimos años. En cambio, ha habido significativos progresos en los tratamientos quirúrgicos. El estándar actual para la cirugía de la HPB es el uso de láser Holmio, un procedimiento que permite una rápida recuperación y menos dolor, con resultados altamente efectivos al eliminar el tejido prostático que obstruye la uretra.

Peton recomendó que los hombres comiencen a realizarse controles anuales con el urólogo a partir de los 45 o 50 años, especialmente si tienen antecedentes familiares de problemas prostáticos. En caso de que se presenten síntomas, los controles deben ser más frecuentes. “La próstata se alimenta de testosterona, y es esa hormona la que impulsa su crecimiento. Si se detecta a tiempo, la hiperplasia prostática benigna puede ser tratada eficazmente, evitando complicaciones mayores“, concluyó el especialista.

Esta entrada ha sido publicada el 13 de diciembre, 2024 18:01

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