El lunes por la mañana, los estudiantes de Arquitectura vivieron una situación que calificaron como “desagradable y desmotivante”. Las maquetas finales, fruto de meses de esfuerzo, aparecieron rotas en las aulas del Edificio Verde del Campus de Palihue, lo que generó indignación en toda la comunidad estudiantil.
Ignacio Pierolivo, representante del centro de estudiantes, compartió su experiencia al recibir las primeras imágenes. “Al principio pensé que se trataba de las maquetas que solemos acomodar después de las entregas, pero luego, al observar mejor, noté que estaban completamente destruidas. Es una falta de respeto enorme, considerando que apenas unas horas antes los compañeros estaban celebrando haber terminado este proceso tan arduo”, expresó.
Las maquetas finales, realizadas con materiales como PVC, PET o impresión 3D, representan mucho más que un trabajo práctico: son el resultado de largas jornadas de dedicación, noches sin dormir y una inversión significativa, con costos promedio de 50.000 pesos por maqueta. Pierolivo destacó que, aunque el daño económico es considerable, el verdadero golpe es al esfuerzo detrás del trabajo.
El Edificio Verde es utilizado exclusivamente por los estudiantes de Arquitectura debido al gran número de alumnos en la carrera, que supera los 500. Las maquetas suelen dejarse en las aulas tras las entregas, ya que tradicionalmente estas son consideradas espacios seguros. Sin embargo, la falta de un lugar específico para almacenarlas ha expuesto una necesidad urgente.
“Hasta 2022 contábamos con un espacio destinado al resguardo de materiales, pero fue reemplazado por un centro de estudiantes y una fotocopiadora. Si bien es fundamental que estas áreas existan, la falta de este espacio ha generado situaciones como esta. Lo hemos planteado en el Consejo Superior, pero aún no hay respuestas concretas”, explicó Ignacio.
A pesar del daño, los docentes notificaron a los estudiantes que las maquetas alcanzaron a ser evaluadas antes del incidente. Sin embargo, no podrán realizarse las devoluciones habituales ni una nueva exhibición de los trabajos, lo que priva a los alumnos de un cierre significativo del proceso académico.
Sobre la posible culpabilidad de los empleados de ordenanza, Pierolivo fue contundente: “Es la salida fácil culpar al trabajador que está todos los días viendo cómo cursamos y nos acompaña en la dinámica de la carrera. Creo que lo justo es mirar más arriba y evaluar las decisiones que se toman para garantizar que la institución esté a la altura de nuestras necesidades”.
Para los estudiantes, el deseo es claro: que este incidente marque un punto de inflexión hacia una mejor planificación y protección de su esfuerzo.
Esta entrada ha sido publicada el 5 de diciembre, 2024 13:31
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