La ecografía transvaginal es una herramienta médica fundamental para la salud femenina. Según la doctora Carla Scarcella, especialista en Diagnóstico por Imágenes, este procedimiento es común en los consultorios y se realiza en posición ginecológica con la paciente acostada boca arriba. Antes del estudio, se recomienda que la mujer tenga la vejiga vacía y no se encuentre menstruando.
El procedimiento utiliza un transductor endocavitario que se introduce a través de la vagina, previamente cubierto con un preservativo y gel ecográfico, lo que garantiza la higiene y precisión del estudio. Aunque algunas mujeres lo consideran un momento incómodo, Scarcella destaca que la ecografía transvaginal es esencial porque permite detectar diversas patologías y brindar un control ginecológico integral.
Este examen es clave en el control ginecológico anual, en el monitoreo del primer trimestre del embarazo y en tratamientos de fertilidad. Permite observar el útero, el endometrio y los ovarios, así como detectar condiciones como quistes ováricos, fibromas uterinos, pólipos endometriales, endometriosis y líquido en el fondo de saco de Douglas, incluso en mujeres asintomáticas.
La recomendación médica es realizar la ecografía transvaginal una vez al año como parte de los controles ginecológicos de rutina. Este estudio, que suele durar alrededor de 10 minutos, es rápido y no presenta contraindicaciones ni efectos adversos significativos. Sin embargo, en mujeres que no han iniciado su vida sexual, se prefiere una ecografía transabdominal, realizada sobre el abdomen.
Aunque algunas pacientes pueden experimentar leve dolor o molestias, la mayoría considera la ecografía transvaginal un estudio tolerable y sumamente útil. Como parte de un chequeo integral, este procedimiento se complementa con exámenes de mamas y análisis de laboratorio, convirtiéndose en una herramienta crucial para la prevención y detección temprana de enfermedades ginecológicas.
Esta entrada ha sido publicada el 4 de diciembre, 2024 15:22
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