En Bahía Blanca, muchas familias han desarrollado el hábito de buscar agua en los surgentes, una práctica que no siempre responde a la falta de suministro, sino a una preferencia adquirida con el tiempo. “Siempre nos hemos acostumbrado al agua del surgente. No es que falte agua, pero preferimos esta por una cuestión de gusto“, comenta un vecino del barrio Villa Libre mientras llena su bidón.
La calidad del agua de red es un tema recurrente entre los usuarios. “A veces el agua de la canilla sale con buen sabor, pero otras veces tiene un gusto horrible. Por eso pasamos habitualmente por el surgente y llevamos bidones a casa“, explica otro vecino, que asegura recolectar agua durante sus traslados diarios por trabajo.
En algunos sectores, como Palihue, no se reportan cortes frecuentes de agua. Sin embargo, los residentes prefieren evitar el agua tratada que suministra la empresa ABSA debido a su contenido de cloro. “Tengo suerte de que en mi barrio no falte el agua, pero igual consumo agua de surgente porque me parece más natural“, asegura.
La falta de inversión en infraestructura hídrica es un tema que también preocupa. “Han pasado muchos años sin obras significativas, y eso ahora se nota“, opinan.
La mayoría de las personas que buscan agua de surgente coinciden en que esta es más adecuada para el consumo personal. “El agua de red no es mala, pero no nos gusta. Nos acostumbramos a esta y no queremos cambiar“, afirman unos jubilados que visitan el surgente varios días a la semana. Según ellos, un bidón lleno suele durar aproximadamente una semana, tras lo cual regresan para abastecerse nuevamente.
Este fenómeno refleja no solo las particularidades del gusto y las rutinas locales, sino también las consecuencias de años de retrasos en la mejora de los servicios básicos. Mientras tanto, para muchos bahienses, el agua de surgente seguirá siendo la alternativa “de siempre”.