Los cálculos renales, también conocidos como piedras o litiasis renal, son formaciones sólidas que surgen por la acumulación de cristales en el riñón, principalmente de calcio, aunque también existen otros tipos como los de ácido úrico. Según el Dr. Alejo Palavecino, especialista en urología, estos cálculos suelen desarrollarse en personas de entre 20 y 50 años, aunque pueden afectar a todas las edades y son más comunes en hombres.
La presencia de estas piedras en el riñón en sí no es grave; el problema ocurre cuando migran hacia el uréter, un conducto que conecta el riñón con la vejiga, ya que pueden causar bloqueos dolorosos e incluso derivar en complicaciones serias. En esos casos, el dolor es intenso, intermitente y no mejora con el cambio de postura, lo que suele llevar a los pacientes a urgencias.
El tratamiento varía según el tamaño y la ubicación del cálculo. Si el cálculo es pequeño y permanece en el riñón sin causar síntomas, el paciente puede ser monitoreado. Sin embargo, si la piedra bloquea el uréter, puede requerir intervención médica urgente, que en la mayoría de los casos se realiza de forma endoscópica. En algunos pacientes, los cálculos grandes o “coraliformes” ocupan gran parte del riñón y pueden requerir múltiples intervenciones.
Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, trastornos endocrinos, infecciones, y sobre todo, el bajo consumo de agua. La recomendación general es beber al menos 2.5 litros de agua al día, ya que la deshidratación incrementa la probabilidad de formar cálculos.
La prevención es clave: Palavecino enfatiza la importancia de una hidratación adecuada para reducir significativamente el riesgo de desarrollar cálculos. Este consejo es especialmente relevante para personas mayores, quienes suelen consumir menos líquidos y tienen un riesgo elevado de litiasis renal.