La prevención y educación en nutrición son esenciales para enfrentar el alarmante aumento del sobrepeso y la obesidad en Argentina. De acuerdo con Iara Klimek, nutricionista, el problema es global, pero en nuestro país las cifras son alarmantes: “cuatro de cada diez chicos padecen sobrepeso u obesidad, mientras que en adultos la cifra aumenta a siete de cada diez”. La situación exige un cambio profundo en los hábitos alimenticios, y Klimek subraya que esto debe comenzar desde el hogar.
La nutricionista explica que el consumo de alimentos naturales como frutas, verduras y cereales integrales es insuficiente. “La mayoría de la población consume menos de la mitad de los alimentos saludables recomendados, y más de la mitad de productos no saludables”, menciona. La razón principal parece ser la practicidad: los ritmos de vida actuales llevan a que la mayoría de las personas opten por alimentos procesados. “Abrir un paquete de galletitas es tan fácil como pelar una banana, pero aun así se elige lo menos saludable”, comenta Klimek.
La influencia del entorno familiar y social en los hábitos alimenticios es clave. Los niños, al observar la alimentación de los adultos, aprenden y adoptan sus costumbres. Por esto, Klimek sugiere que los padres enseñen hábitos saludables desde pequeños. Sin embargo, no solo la familia influye; los espacios educativos y recreativos también tienen un papel. “En muchas escuelas y clubes, los quioscos ofrecen más papas y golosinas que opciones saludables, lo cual dificulta que los niños elijan alimentos nutritivos”, agrega la especialista.
En cuanto a una “dieta ideal”, Klimek sugiere un balance: incluir dos o tres frutas diarias y acompañar las comidas principales con vegetales. Aunque reconoce que no es necesario prohibir ciertos alimentos, recomienda limitar su consumo. “No se trata de privarse de un gusto; un helado o una porción de torta ocasional son aceptables, siempre que la base de la alimentación sea saludable”, afirma.
La ley de etiquetado frontal, que obliga a contar con quioscos saludables en instituciones educativas y deportivas, también es relevante en este contexto. Klimek indica que aunque la ley ha comenzado a implementarse, aún es reciente y debe fortalecerse para lograr cambios más significativos. Finalmente, la nutricionista resalta que fomentar una “relación sana” con la comida permite a los pacientes adoptar una rutina alimentaria equilibrada y sostenible.
El sobrepeso y la obesidad presentan serias consecuencias de salud, como el colesterol alto, hipertensión y diabetes, condiciones que Klimek observa con frecuencia en niños de corta edad. “Si los padres no se alimentan bien, es probable que los hijos adopten estos mismos hábitos, perpetuando el problema“, concluye.