Ingeniero White, una localidad con una identidad marcada por su puerto y la fuerte unión de su gente, celebra su 139° aniversario. Vecinos históricos comparten sus recuerdos y reflexiones sobre lo que significa ser parte de esta comunidad.
“Yo nací en White, tengo 67 años, y creo que voy a morir acá”, comentó un vecino que ha vivido toda su vida en el lugar. Sus palabras reflejan el sentido de pertenencia que caracteriza a los habitantes de esta ciudad portuaria. “El vecino de White es especial, solidario y defensor de su tierra. Vivimos aquí con orgullo, defendiendo a nuestro lugar con uñas y dientes”.
Hace cincuenta años, Ingeniero White era muy diferente. “Recuerdo cuando las calles eran de tierra, y el puerto era el corazón del movimiento. Había camiones de frutas, trigo, bares. Mi marido era pescador, luego patrón de barcos, y toda la vida giraba en torno al puerto”, rememora otra vecina, recordando también el desarrollo de la avenida San Martín y la transformación de la ciudad con la llegada del asfalto y la instalación de servicios como el Banco Provincia y la cooperativa.
El sentido de comunidad es palpable entre los habitantes. “En esos tiempos, éramos muy familiares. Hay mucha hermandad y unión en White porque tenemos muchas cosas en común. La mayoría de nosotros descendemos de trabajadores del puerto, nuestros abuelos o padres vinieron en barcos, y esa historia compartida nos une“, afirmó otro residente.
Además de su fuerte arraigo y tradiciones, Ingeniero White ha crecido como una ciudad industrial. Su puerto, uno de los más grandes de la región, sigue siendo un motor económico clave. “El puerto ha comenzado a poner la mirada en sus vecinos, y el pueblo está creciendo gracias a la inversión en la localidad. También tenemos un gran cordón industrial que impulsa este desarrollo”, concluyen los vecinos, orgullosos del camino que ha recorrido su comunidad y del futuro prometedor que vislumbran.