Juan Rodríguez, conocido por ser el ganador consecutivo de la Fiesta del Cubanito, sigue sorprendiendo a la comunidad con su incansable trabajo y pasión por el oficio. “La verdad, no lo puedo creer”, expresó con humildad, recordando los más de 8.000 cubanitos que vendió en solo dos días de feria. Con largas colas que alcanzaban los 70 metros, el público esperaba pacientemente para disfrutar del producto estrella, y Juan no podía estar más agradecido por el apoyo.
Este logro no fue fácil. El esfuerzo y el compromiso de su familia fueron fundamentales. “Trabajábamos entre 16 y 18 horas por día”, comentó, emocionado por el esfuerzo compartido con su madre de 71 años y su esposa, quienes estuvieron a su lado, incluso cerrando su local para abastecer el carrito. Esta dedicación es lo que hace que cada cubanito sea especial, no solo por su sabor, sino por el amor y fe que Rodríguez deposita en cada uno.
“Cada cubanito está bendecido”, confesó Juan, quien atribuye parte de su éxito a un componente espiritual. Su madre, una mujer cristiana, le enseñó a orar por cada cubanito que producen, con la esperanza de que las personas que lo consuman reciban algo más que un simple dulce. Ese “toque mágico” se ha convertido en un sello distintivo de sus productos.
A pesar de la competencia, Juan volvió a ganar el premio al mejor cubanito, destacándose especialmente su versión de almendra, que pesa 180 gramos y cuenta con 12 almendras por unidad. “Es una locura”, afirmó, orgulloso del reconocimiento y del amor del público.
Finalmente, Juan subrayó que este éxito no es solo suyo. “Este premio es de todos“, agradeció emocionado, señalando que sin el apoyo de la comunidad y su equipo, nada de esto sería posible.