En un contexto donde la tecnología es parte integral de nuestras vidas, la seguridad digital se vuelve crucial, especialmente para aquellos menos familiarizados con ella, como nuestros padres y abuelos. Leonardo Valente, responsable de Innovación y Tecnología del municipio bahiense, hizo hincapié en la importancia de tomar conciencia y educar a las personas más vulnerables sobre la protección de su privacidad y datos personales.
Valente destacó que, si bien estamos expuestos a diversos riesgos digitales, el primer paso es estar informados y no tener vergüenza si caemos víctimas de extorsión o fraudes. “Al mejor cazador se le escapa la liebre”, comentó, sugiriendo que, en caso de ser víctimas de un proceso de extorsión, es fundamental acudir de inmediato a la justicia. “Demorar en denunciar genera un círculo vicioso que puede causar mucho más daño“, advirtió.
El funcionario también subrayó la necesidad de proteger nuestros dispositivos antes de que ocurra algún incidente. “No veo ninguna razón para que, al mandar a arreglar un celular, se tenga que dar acceso completo a la persona que lo repara“, afirmó, sugiriendo que se debe exigir estar presentes cuando alguien manipula nuestra información personal. Comparó esta situación con permitir que alguien tome una foto nuestra en un probador de ropa: “Estás abriendo hoy el lugar más íntimo que tenés”.
Entre las recomendaciones ofrecidas por Valente, se encuentra la implementación de contraseñas seguras y complejas, alejadas de datos personales fácilmente identificables, como fechas de nacimiento o nombres de familiares.
Asimismo, Valente abordó la importancia de la higiene digital, especialmente en el manejo de fotos sensibles, como las de documentos de identidad. “Todas las fotos de DNI deben compartirse con el número de trámite tapado“, recomendó, destacando que esta simple medida puede evitar problemas mayores.
Por último, resaltó que, aunque los negocios de reparación en Bahía Blanca generalmente operan de manera responsable, es esencial tomar precauciones para no comprometer tanto al cliente como al profesional. “Las medidas son fáciles de implementar y pueden ser comercialmente positivas para los negocios”, concluyó.
Por su parte, Gerardo Simari, investigador del CONICET, subraya la importancia de estar constantemente alertas ante las amenazas que acechan en el entorno digital, especialmente cuando terceros tienen acceso a nuestros dispositivos.
Simari explicó que, en muchos casos, la misma persona afectada entrega las llaves de su privacidad, como cuando se comparte la contraseña del dispositivo para asegurar que la reparación se haya realizado correctamente. Sin embargo, esto abre la puerta a que otros puedan acceder a fotos íntimas, documentos importantes, o información financiera sensible, como números de tarjetas de crédito o pasaportes.
El investigador enfatizó que la mejor defensa es la conciencia constante sobre lo que compartimos y dónde lo almacenamos. Tomarse un selfie con un documento personal o compartir la foto de un boarding pass en redes sociales pueden parecer acciones inocuas, pero implican un gran riesgo. Simari también alertó sobre la importancia de ser cautelosos cuando se entregan los dispositivos a terceros, ya que el acceso físico a un dispositivo aumenta considerablemente las posibilidades de una violación de la privacidad.
La seguridad digital, según Simari, es comparable a la seguridad física. Del mismo modo que se protege una casa con cerraduras, rejas y alarmas, se deben implementar medidas de seguridad para proteger los dispositivos móviles. Aunque es difícil detener a un adversario técnicamente avanzado, Simari recomendó no convertirse en un blanco fácil. Esto implica, entre otras cosas, eliminar contenidos sensibles, utilizar funciones de mensajes efímeros que se autodestruyen, y ser extremadamente cuidadosos con las contraseñas.
En cuanto al almacenamiento en la nube, Simari señaló que si bien proveedores como Google, Microsoft o Dropbox ofrecen altos niveles de seguridad, la protección depende del “eslabón más débil”, que suele ser el usuario. Ataques de ingeniería social, donde los ciberdelincuentes engañan a las personas para que revelen sus contraseñas, pueden anular incluso los sistemas de encriptación más avanzados.