Marcelo Lauciriuca, transportista escolar, expuso la grave situación del sector. “Es muy difícil prestar un servicio de transporte escolar rural sin actualización de tarifas en momentos en que los neumáticos han subido muchísimo y los combustibles también”, sostuvo.

Además dijo que mes a mes, los precios aumentan, y ni hablar del valor de las unidades nuevas, que son inalcanzables. A esto se suma la desprolijidad en los pagos por parte de la provincia. “Si bien han pagado hasta junio, como ya nos tienen acostumbrados, hay colegas que tienen facturas atrasadas”, manifestó y agregó que las actualizaciones tarifarias se realizan dos o tres veces al año, pero son porcentajes muy por debajo de la inflación.

Los transportistas están financiando el servicio de su propio bolsillo, cubriendo costos como el combustible, y algunos hasta utilizan neumáticos usados. “Es una situación insostenible”, dijo preocupado.

El servicio de transporte está en riesgo permanente y Laucirica dijo que varios colegas suyos están abandonando la actividad, porque trabajar en estas condiciones, sin cobrar, es imposible