Bahía

A 24 años del escape de cloro en Ingeniero White que pudo ser una tragedia

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Faltaban pocos minutos para las 10 de la mañana del domingo 20 de agosto del año 2000 cuando una nube amarilla se alzó amenazante sobre la localidad de Ingeniero White y sus alrededores. La causa: un escape de cloro en una cañería de clorosoda perteneciente a la planta de Solvay-Indupa.

Este incidente, el más grave registrado en el complejo petroquímico local desde su creación en los años 70, estuvo a punto de convertirse en una tragedia de proporciones inimaginables. Afortunadamente, el viento, que soplaba del este-sudoeste a 25 kilómetros por hora, desvió la nube tóxica hacia zonas menos pobladas, mitigando el impacto.

Jaime Linares, quien fue intendente de Bahía Blanca en aquella época, y hace un tiempo rememoró en Canal Siete, la importancia de los controles industriales y la responsabilidad política en la gestión de emergencias. “Fue un hecho muy importante. Nosotros reclamábamos por controles en ese tipo de industrias, pero a los vecinos no les importaba si existían o no. Lo que preocupaba era la proximidad y la eficacia de la respuesta política ante cualquier incidente”, afirmó Linares.

A pesar de los esfuerzos por establecer controles más estrictos, Linares reconoció que algunos accidentes son inevitables. “Aunque hubiéramos tenido control, hubiera pasado igual. Fue una emergencia, y estas cosas deben estar entre las probabilidades de un escape de ese tipo“, explicó en el espacio Recuperando el Pasado. Además, reflexionó sobre lo que cambiaría si pudiera retroceder en el tiempo: “No sé qué hubiera cambiado. Como intendente en ese momento, hice lo que tenía que hacer: hablar con el gobernador y terminar con la discusión sobre la descentralización de la provincia”.

Linares también sugirió que, si se planificara nuevamente el desarrollo industrial de la región, el Polo Petroquímico debería estar más lejos de las zonas residenciales. “Hoy, si hubiera que planificar distinto, el Polo tendría que estar más afuera. No hay otra alternativa”, concluyó.

Hernán Zerneri, miembro de la ONG 20 de Agosto y quien fuera residente del barrio 26 de Septiembre, creció cerca de la planta petroquímica y experimentó de primera mano los peligros de vivir en esa proximidad. “Hasta que ocurrió esto, estábamos casi acostumbrados a situaciones puntuales, como cuando llovía polietileno en todo el barrio. Pero fue después de ese incidente que realmente nos dimos cuenta del riesgo que implicaba vivir al lado de un lugar con esa actividad“, comenta Zerneri.

La falta de información y de respuestas tanto del Estado como de las empresas generó un clima de miedo y convulsión en la comunidad, lo que llevó a la movilización de los vecinos. “Si el viento hubiera soplado hacia la población, estaríamos hablando de víctimas fatales. La situación fue muy compleja y, gracias al viento, se evitó una catástrofe de gran magnitud“, reflexionó Zerneri.

Aunque reconoce que se han realizado mejoras impulsadas por la comunidad y por políticas internacionales, la problemática ambiental persiste. “En el año 2000, la legislación ambiental en Argentina estaba recién comenzando a fortalecerse. Los escapes y eventos como el incidente de Profertil, ocurrido una semana después de aquel 20 de agosto, aceleraron el proceso de toma de conciencia. Pero todavía falta mucho por hacer”, concluyó Zerneri, subrayando la necesidad de seguir avanzando en la protección ambiental, ya que lo que antes parecía normal, hoy revela la urgencia de la situación.

Esta entrada ha sido publicada el 25 de agosto, 2024 10:15

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Etiquetas: escapeindupawhite