El hombre baleado en la cabeza durante un intento de asalto en el barrio Los Chañares abandonó el sector de Terapia Intensiva del Hospital Municipal. Dante Haspert fue trasladado a la Sala 10, de clínica médica.
Un disparo en la cabeza es un evento devastador, pero la posibilidad de sobrevivir a tal trauma depende de varios factores, según el especialista en neurología Juan José Rayer. Los puntos más importantes sobre cómo el daño y la recuperación pueden variar:
Ubicación y Calibre del Disparo: El daño causado por un disparo en la cabeza varía según el lugar del impacto y el calibre del arma. Áreas del cerebro con funciones cruciales, como el lenguaje y la movilidad, pueden sufrir graves daños, mientras que impactos en áreas menos funcionales pueden resultar en síntomas mínimos o cambios sutiles en la conducta.
Características del Cráneo: El cráneo actúa como una protección natural para el cerebro, similar a la cáscara dura de un coco. Los proyectiles de bajo calibre, a menudo no penetran profundamente en el cráneo debido a su menor potencia y la dureza del hueso, reduciendo así el daño potencial.
Impacto del Calibre del Proyectil: Los proyectiles de mayor calibre, pueden causar una destrucción significativa incluso si el impacto es superficial. La capacidad del proyectil para atravesar el cráneo y dañar el cerebro depende del calibre del arma y del ángulo del impacto.
Retiro de Proyectiles: La decisión de retirar un proyectil alojado en el cerebro puede ser compleja. Si el proyectil está cerca de áreas críticas, retirarlo puede causar más daño que dejarlo en su lugar. Los cuerpos extraños en el cerebro pueden aumentar el riesgo de infección y complicar futuros procedimientos médicos, como resonancias magnéticas, que no pueden realizarse si hay metal en el cerebro.
Secuelas y Recuperación: Las secuelas de un disparo en la cabeza dependen del área afectada y de la magnitud del daño. Puede haber desde cambios en la conducta hasta problemas en el habla, movilidad, sensibilidad o visión. A pesar de los riesgos, muchos pacientes pueden llevar una vida normal una vez superada la fase crítica, siempre que no haya sangrados activos o déficits graves y se siga un tratamiento adecuado.