El martes pasado, uno de los hogares convivenciales bajo la responsabilidad de la Municipalidad bahiense fue escenario de un grave incidente de violencia que involucró a un menor de edad. En este episodio, el joven agredió tanto a una cuidadora como al director del hogar, en lo que la administración describe como una situación crítica que requiere atención y acción inmediata.

El director del hogar, Víctor Jaramillo, recibió atención médica y pasó un día y medio en el Hospital Penna.

“Tampoco quería que me contaran lo que había sucedido hasta el día de ayer que tomé conocimiento de la gravedad de lo que me había pasado“, comentó Jaramillo al comenzar su testimonio. Confundido y herido, Víctor detalló cómo fue agredido mientras intentaba proteger a una compañera de trabajo de los golpes del joven.

Víctor describió cómo, durante los preparativos para celebrar el cumpleaños de uno de los residentes del hogar, escucharon gritos provenientes de otra cuidadora. Al acercarse al lugar para ayudar, fue golpeado en la cara por el joven agresor y perdió el conocimiento. “Me empezaron a pegar patadas en la cabeza, en la nuca, en el rostro, en la espalda… no podían sacarlo de ahí”, relató Víctor. Fue necesario que otras trabajadoras intervinieran y lo arrastraran para ponerlo a salvo. Despertó más tarde en el hospital, tras haber sido trasladado en estado de inconsciencia.

“Tengo 33 años de experiencia en estas problemáticas y nunca me había tocado vivir una situación de tal magnitud de violencia“, expresó con tristeza.

Víctor destacó que el joven, quien ingresó al centro en diciembre pasado, ya había mostrado comportamientos violentos en ocasiones anteriores. Pese a las advertencias del equipo sobre la inadecuación del hogar para su atención, el joven permaneció allí. “Desde enero a mayo, se fueron cinco chicos por los golpes y amenazas de este muchacho”, reveló Víctor, subrayando que las denuncias realizadas por los propios residentes no llevaron a ninguna acción concreta.

Víctor criticó la falta de respuesta y la escasa intervención de las autoridades, enfatizando la necesidad de crear espacios especializados para tratar con jóvenes que presentan comportamientos violentos. “Somos un hogar convivencial; nuestro objetivo es ofrecer un nuevo proyecto de vida a estos chicos, pero necesitamos personal especializado y estructuras adecuadas para manejar casos extremos”, explicó.

En su testimonio, Víctor también reflexionó sobre la situación del joven agresor. “Es casi un adulto, pero también es un chico con derechos vulnerados. Probablemente, él también ha sufrido violencia y eso se refleja en su comportamiento”, admitió, destacando la complejidad de equilibrar los derechos de todos los involucrados.

Víctor hizo un llamado urgente para que las instituciones locales se reúnan y trabajen juntas en la creación de un sistema más efectivo. “Ojalá podamos sentarnos a trabajar en un criterio común que respete la experiencia de todos los que llevamos años en estas problemáticas”, expresó con esperanza.

Al concluir, Víctor dejó un mensaje claro: “Nunca había perdido el conocimiento en mi vida; esto no se lo deseo a nadie. Es mi deseo que se comience a trabajar de una manera diferente, para que no vuelva a pasar y podamos realmente restituir derechos en un marco de convivencia respetuosa”.