Lautaro, un chico de 13 años que tiene parálisis cerebral, fue operado por decimosegunda vez, en esta oportunidad de la cadera y necesita ayuda de la comunidad.

Su familia no tiene obra social y debe hacerse cargo de los costos de los insumos y también abonar las sesiones de rehabilitación que necesita el chico para volver a caminar.

Su madre, Melisa Aguayo, contó en diálogo con Canal Siete, la odisea que han vivido juntos: múltiples cirugías, una recuperación prolongada y un esfuerzo constante para darle a su hijo una mejor calidad de vida.

Lautaro ha enfrentado varias operaciones en su joven vida, la última de ellas una cirugía de cadera que lo mantuvo con yeso durante casi 60 días. “Se la estaba aguantando, fue duro al principio porque hubo mucho dolor”, relató Melisa. “El doctor hizo un buen trabajo, pero la recuperación tardó más de lo esperado. Ahora, Lauti está esperando que se formen nuevas raíces para que su cadera esté bien acomodada”.

La resiliencia de Lautaro es notable. Tras la cirugía, regresó a casa al día siguiente, enfrentándose a un proceso de recuperación incómodo y doloroso. Melisa, junto a su familia, ha hecho todo lo posible para adaptarse a esta nueva realidad. “Me tenía que arreglar con lo poco que tenía: pañales, gasas, cinta, ibuprofeno… la gente siempre va donando algo, pero es difícil, la verdad”, confesó.

La vida diaria para Lautaro y su familia es una constante búsqueda de recursos. La falta de una obra social agrava su situación. La rehabilitación de Lautaro es crucial y, aunque ella desea que sea en un centro privado, los costos son prohibitivos. “Ya me quedé en cero, realmente es como vivir el día a día y al otro día empezar de nuevo”.

Las necesidades de Lautaro van más allá de los cuidados médicos. La familia lucha por satisfacer incluso las demandas más básicas. “A veces no me alcanzan las cosas y tengo que sacar de la comida de los chicos para hacer frente a lo que necesita Lautaro”, dijo Melisa. El dolor en su voz es palpable cuando menciona que ni siquiera puede comprarle un yogur, su alimento favorito, necesario para su masa muscular.

Melisa trabaja incansablemente, al igual que su esposo y su hijo mayor, pero los ingresos no alcanzan.

A pesar de todos los desafíos, la solidaridad de los vecinos les ha brindado momentos de alivio. “Lo que no le sirve a Lautaro, lo regalamos a otros que lo necesitan”, comentó Melisa.

Lautaro sigue luchando con un objetivo claro en mente: caminar. Su determinación y el apoyo incondicional de su familia son una inspiración. En este viaje, la familia de Lautaro necesita de la ayuda y la solidaridad de quienes puedan contribuir a su causa. Cualquier contribución, por pequeña que sea, marca una diferencia en su vida y les acerca un paso más hacia el sueño de ver a Lautaro caminando.

Para ayudar: en Castelar 3352 o al 291-444-6297
Y sino el alias: meli.verdu.mp (a nombre de Melisa Elizabeth Aguayo)