La pobreza alcanzó al 55% de la población y la indigencia al 18% en el primer trimestre del año, según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina. Se trata de la cifra más alta desde 2002.v
Con el shock de precios, producto de la devaluación y de la consecuente caída de los ingresos reales en diciembre y enero, se produjo un fuerte aumento de la pobreza, la cual habría llegado a un pico de 58% en febrero.
si con la recesión se produce un shock de desempleo por el cierre de establecimientos de pequeñas y medianas empresas, se agravarían tanto la pobreza como la indigencia.
Miguel Vidal de Cáritas, destacó que la problemática alimentaria se ha agudizado, extendiéndose también a la higiene básica, como pañales y toallas femeninas, así como a productos de limpieza. Además, el costo del transporte y los medicamentos ha aumentado, añadiendo más presión a aquellos que ya luchan por llegar a fin de mes.
Una tendencia preocupante que Vidal señaló es el cambio en quienes necesitan ayuda. Personas y negocios que antes estaban estables ahora recurren a organizaciones como Cáritas en busca de apoyo, reflejando la creciente complejidad de la situación.
Ante la inminente llegada del frío, surge la pregunta sobre qué puede hacer Cáritas, en colaboración con otras organizaciones y el gobierno. Vidal reconoció los esfuerzos a nivel municipal para encontrar soluciones, pero advierte que la magnitud del desafío puede superar las capacidades existentes. La preocupación radica no en la falta de voluntad o esfuerzo, sino en la sobrepasada infraestructura y capacidad de respuesta.
En este contexto, queda claro que se necesitan acciones coordinadas y recursos adicionales para abordar eficazmente las crecientes necesidades de las comunidades más vulnerables. Cáritas y otras organizaciones están en primera línea, pero la colaboración de todos los sectores de la sociedad será fundamental para superar estos desafíos cada vez más complejos.
