Desde hoy y hasta el 23 de mayo se llevará a cabo el juicio por jurados para analizar la conducta de José María Suárez acusado del homicidio de Zulema Cristina Denda, ocurrido en una vivienda del barrio Cooperación.
Suárez llega a juicio acusado del delito de homicidio agravado criminis causa, que es aquel que se produce con la finalidad de preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito, en este caso el robo.
El material más relevante en este caso es el fílmico. Según el fiscal, el imputado destruyó una cámara que apuntaba al frente de la casa de la víctima. Esta cámara podría haber registrado quién entró y salió del domicilio, proporcionando evidencia crucial para el caso. Además de este sabotaje, hay múltiples testimonios que refuerzan la culpabilidad del acusado.
El imputado y la víctima eran vecinos cercanos, viviendo en casas contiguas. La mujer confiaba plenamente en él, permitiéndole el acceso libre a su hogar. Esta confianza fue traicionada cuando el acusado le sustrajo dinero en efectivo. Parte de este dinero fue encontrado en el domicilio del acusado, lo que corrobora las acusaciones de robo.
Varios testigos corroboran que el imputado se hizo de una cantidad de dólares que posteriormente la víctima cambió. Estos billetes, identificados por su serie, fueron hallados en posesión del acusado. Además, se analizaron las cuentas bancarias de ambas partes, descubriendo una transferencia desde la cuenta de la víctima a la del acusado la noche del crimen.
Inicialmente, el imputado se ofreció a colaborar con la investigación, incluso informando a la policía sobre la desaparición de la víctima, presionado por los vecinos preocupados. Esta acción puede haber sido una estrategia para desviar sospechas, ya que, al no hacer nada, su pasividad podría haber levantado más sospechas.
Las investigaciones también han abarcado el análisis de teléfonos, transacciones bancarias y búsquedas relacionadas con la venta de oro. Estos elementos forman un cuadro que apunta hacia la culpabilidad del acusado, quien utilizó su cercanía y confianza con la víctima para cometer el delito.
La Fiscalía espera que el jurado emita un veredicto de culpabilidad.
Por su parte, la familia de la víctima también dialogó con los medios y dijeron “Estamos nerviosos porque es un momento que nadie quiere vivir. Esperamos que todo se resuelva rápido y que la condena sea la que estamos esperando.”
Han sido años difíciles para la familia, que ha luchado con la pérdida y la incertidumbre desde el asesinato. “Aunque no teníamos una relación de continuidad, la ausencia de mi madre ha sido muy difícil,” agregaron. “Fui la primera en entrar a la casa tras el crimen y me crucé con él y sus familiares antes de que fuera acusado. Fue muy duro ver su descaro al buscar información y acercarse con otras intenciones.”
El acusado era vecino cercano de la víctima y afirmaba quererla como a una madre. Sin embargo, la familia rechaza rotundamente estas declaraciones. “A una madre no se le hacen estas cosas,” comentó la hija, visiblemente afectada. “Lo que se comenta en el barrio es que tenía problemas de apuestas, aunque no sé si se ha confirmado.”
La familia no puede olvidar que la víctima era una abuela de 70 años con una discapacidad motora, que no veía bien de un ojo y confiaba plenamente en su vecino. “Era su mejor amigo, la frecuentaba y estaba con ella continuamente. Traicionó una confianza enorme y la atacó de manera cruel.”
Con el juicio llegando a su fin, la familia solo pide justicia. “Esperamos que se haga justicia y que la condena sea perpetua. No merece estar fuera. Queremos que el jurado nos acompañe con un veredicto de culpabilidad y que nuestra madre descanse en paz,” concluyó la hija.