En un giro digno de las páginas de un guion cómico, la tranquila mañana en la panadería “El Porteño” de General Daniel Cerri fue interrumpida por un visitante inesperado: ¡un caballo! Sí, un elegante equino decidió que era el momento perfecto para explorar las delicias de la pastelería local.
Según testigos presenciales, el caballo parecía haber llegado con una misión clara: satisfacer sus antojos de medialunas y facturas frescas.
La escena, que sin duda dejó boquiabiertos a los clientes y empleados por igual, no tardó en convertirse en el tema principal de conversación en la panadería.
Sin embargo, queda la pregunta en el aire: ¿De quién era el caballo que llegó hasta allí?