En un trágico giro del destino, cientos de bahienses demostraron su tristeza por la muerte del joven Emiliano Derromediz, el profe que falleció a los 28 años.
Conocida la noticia de lo que había sucedido en Chubut, las redes empezaron a hacerse eco, hasta que finalmente se supo la identidad. El gimnasio I Feel Good, que funciona en el Dow Center, fueron los primeros en manifestar su dolor. Él era Coordinador General de ese gimnasio.
Emiliano era conocido por muchos. Se había recibido de profesor de educación física en el instituto Bahiense hace algunos años. Apasionado de las intertribus y siempre un cacique y líder, como lo definieron en la Tribu Ranquel.
Fue jugador de su amado club Bella Vista. “Un buen lateral derecho”, dicen aquellos que lo vieron jugar. Incluso vistió la camiseta del seleccionado sub 17 de la Liga del Sur, en el año 2012. Además luego fue profe en las categorías inferiores. También fanático de Boca.
Otra pasión que tenía, eran los midgets, durante algunas temporadas fue, junto a su hermano Nicolás, quien lo acompañó siempre en cada aventura deportiva, mecánico de la familia Chiapparo. Allí también se ganó el respeto y la admiración de todos quienes compartieron su camino. Su dedicación y habilidades en el taller eran inigualables, reflejando su compromiso con la excelencia en cada tarea que emprendía.
El pasado 26 de noviembre, Emiliano celebró su cumpleaños número 28, una ocasión que, en retrospectiva, se vuelve aún más significativa para aquellos que ahora lamentan su pérdida.
Emiliano, según cuentan aquellos que lo conocieron y hoy invaden las redes con mensajes sentidos de despedida, además de las condolencias a sus padres Graciela y Carlos , tenía un costado muy solidario. Se dedicó en los últimos días a una noble causa: colaborar con las familias evacuadas a raíz del reciente temporal que azotó a su Bahía Blanca natal.
Trabajó incansablemente con la ayuda en el Dow Center y visitó a las familias cuando regresaron a sus hogares. Emiliano demostró su generosidad y solidaridad en tiempos difíciles. Su altruismo y disposición para estar con los demás, han dejado una marca indeleble en la memoria de quienes fueron beneficiados por su valioso aporte.
Era amiguero, siempre sonriente y aventurero de cualquier deporte. La pesca era otra actividad que lo fue cautivando con el correr del tiempo y que cada vez que podía, no desaprovechaba la oportunidad para tomarse su tiempo de paz y salir con algún amigo.
Hace algunos días había estado por Monte Hermoso junto a su pareja y ahijado al que tenía adoración. Luego viajó al sur, en Chubut, donde solía ir bastante seguido, amaba ese lugar. Sin embargo nadie esperaba que en una salida de pesca, su vida se terminaría repentinamente.
Emiliano Derromediz, en estas últimas horas es recordado por muchos con cariño y admiración.
