“Los jueces federales son en verdad son políticos, no son jueces. Son políticos. En Comodoro Py se hace política. Entonces no importan las pruebas, no importa el derecho. Importa sobrevivir, progresar y por supuesto hacer negocios”. Con esa crudeza describió, en Siete Mundo Especial, el funcionamiento de los tribunales de Comodoro Py, el abogado, docente universitario y escritor Mariano Silvestroni.
Silvestroni llegó a Bahía Blanca para presentar su cuarta novela: Py. En donde aprovecha su conocimiento profundo del sistema de administración de la ley y sus innumerables vericuetos, y narra sin contemplaciones una historia que atraviesa la realidad política y judicial argentina.
“Py es una novela de intriga judicial. Como toda novela, como toda obra de ficción tiene por pretensión entretener. Y para entretener hay que contar una historia que sea atractiva, que sea verosímil, porque si no el lector tira el libro por la ventana. Si de pronto yo digo que los jueces de Comodoro Py son extraterrestres, nadie continúa leyendo. Y además de verosímil, tiene que respetar el universo en el que se desenvuelve. Y ese universo es la Justicia Federal argentina, la política argentina y el periodismo argentino. Y yo traté de reflejar la realidad de cómo funcionan el periodismo, la justicia y la política y cómo se interrelacionan”, explicó el reconocido abogado en Canal Siete.
Py es un libro en el que, a través de la ficción, se saca a la luz el funcionamiento de uno de los órganos judiciales más cuestionados de nuestro país.
“Lo que la gente cree que pasa dentro de Comodoro Py en realidad no es lo que pasa. Lo que pasa, la gente no se lo imagina. Pero en la novela está. La imagen que vulgarmente se tiene es ese juez al que le llevan un sobre con dinero o que lo llama por teléfono el presidente y le dice hace esto o hace aquello. La realidad es más complicada es más compleja. Es como que Comodoro Py cobró vida, como en Terminator las máquinas cobran vida, y ahí está. Tiene sus propias reglas” explicó.
También Silvestroni contó por qué, muchas veces, el derecho deja de tener relevancia en las decisiones judiciales
“Los jueces federales son en verdad son políticos, no son jueces. Son políticos. En Comodoro Py se hace política. Entonces no importan las pruebas, no importa el derecho. Importa sobrevivir, progresar y por supuesto hacer negocios. Eso sucede, lamentablemente, en Comodoro Py y, no solamente en Comodoro Py. A veces en muchos tribunales de otras jurisdicciones. Cuando las causas adquieren determinada dimensión, se ponen en ese modo y actúan de la misma manera.
“En general los jueces resuelven las causas primero pensando en la consecuencia que eso va a tener para ellos. Cuando toma una decisión dicen ´qué me va a pasar a mí mañana a partir de esta decisión que yo acabo de tomar´. Esa es la principal preocupación y por eso no tenemos jueces independientes. Los jueces son dependientes del humor social, no dependientes de un presidente o de tal medio de comunicación. Son dependientes del humor social”.
El caso Glasman
Mariano Silvestroni tiene una historia ligada con Bahía Blanca. En 2008 fue el abogado de la Asociación Médica en el juicio en el que se condenó a Vicente Colmán por el crimen de Felipe Glasman.
Durante la investigación, y hasta en el mismo juicio, mantuvo fuertes diferencias con la fiscalía, encabezada por Christian Long. Le cuestionó, entre otras cosas, un testigo clave como Javier Vidal, sobrino del acusado, no haya declarado en el juicio. “Por impotencia y negligencia para investigar bien lo que hace es generar hechos mediáticos para promocionar su imagen y para tapar los defectos de su labor”, había dicho a Siete mundo durante el debate.
En Siete Mundo Especial. Silvestroni recordó el caso y lo relacionó con los métodos que se utilizan en Comodoro Py.
“En esa causa hubo muchos funcionarios judiciales del Ministerio Público, del poder judicial que se pusieron en ´Modo Py’ y, como era una causa con repercusión, hicieron las cosas que se van a ver acá en la novela. Actuaron de esa manera, no actuaron como como lo harían en cualquier causa”. A mí me quedó la sensación que muchos de ellos quisieron que no se sepa toda la verdad. Por eso es que solamente se pudo condenar a quien apretó el gatillo y no se pudo encontrar quien estuvo detrás. Y eso sucede todo el tiempo en este en este tipo de causas”.
También afirmó que no se quiso avanzar en la investigación sobre el autor intelectual del crimen: “En un delito como este, además de los autores es obvio que hay gente detrás. No es que vino acá este señor (Vicente Colman), hizo 800 kilómetros y mató a Glasman porque se le ocurrió, no. Alguien lo mandó. Pero la justicia no pudo establecerlo. Y creo que, en parte, porque se puso en ´modo Py´, en modo encubridora. No incluyo al tribunal. El aparato de justicia y el poder político no quisieron que se supiera toda la verdad”.