Verónica y su familia viven una dura realidad hace tiempo por una difícil situación en el barrio donde vivía, donde la violencia había predominado, y decidió salir de ese lugar y tratar de empezar una nueva vida pero con escasos recursos, ellos son cartoneros y viven el día a día.
Durante nueve días Verónica durmió en un auto junto a su hijo de 3 años Ulises, mientras que su pareja lo hacía entre ladrillos.
La situación fue alertada por una joven vecina quien decidió hacer conocer esta historia en las redes y la ayuda no tardó en llegar. En la noche del jueves, después de días, pudieron dormir en un rancho precario de chapas. Mientras tanto su hijo mayor y su marido intentan construir una pieza lo antes posible.
Verónica necesita en la actualidad una garrafa para cocinar y calentar la mamadera del niño. Ya que hoy para hacerlo, debe prender fuego y escasea la leña, además por el alto costo.