Investigadoras del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO), dependiente del Conicet y la Universidad Nacional del Sur, realizaron un estudio que plantea cómo la pandemia de COVID-19 puede agravar la contaminación por la diseminación de plásticos en las playas y los entornos costeros de América Latina, aumentando el daño a las especies marinas en los próximos años.
El uso de barbijo es, sin lugar a dudas, una de las medidas fundamentales para prevenir y disminuir la propagación del virus SARS-CoV-2. Al mismo tiempo, los cuidados ante la pandemia han determinado un incremento en el uso de otros elementos, como recipientes de alcohol en gel, guantes, bolsas de basura en los hogares, botellas y envases para alimentos. El trabajo, publicado en la revista Science of the Total Environment, pronostica que la mayoría de estos elementos fabricados con materiales poliméricos terminarán formando piscinas de microplásticos en nuestros mares.
Los desechos llegan a los océanos transportados por vientos, ríos, mareas, desagües pluviales, y también por descargas directas. El análisis de las especialistas del IADO señala que “la falta de conocimiento sobre el tipo de residuo doméstico generado y su deficiente clasificación por las personas en el hogar”, ha contribuido al aumento de la contaminación y agrega: “en muchas costas de América del Sur, es cada vez más común encontrar barbijos y otros artículos de protección personal como mascaras faciales o guantes, que son fuentes potenciales de microplásticos”.
Las especialistas destacan que la gestión de residuos sería uno de los factores en los que trabajar para evitar que los desechos lleguen al mar. En este sentido, el estudio brinda un resumen de la situación de los sistemas de gestión de Residuos Sólidos en América Latina, antes y durante la pandemia, y describe que las deficiencias preexistentes en estos sistemas se acentuaron durante la pandemia por la falta de preparación para el manejo de un mayor volumen de desechos médicos, y el hecho de que los servicios esenciales como la recolección de residuos domiciliarios pasaron a “segundo plano”, especialmente durante los primeros meses de la pandemia cuando la mayoría de las actividades se vieron restringidas por cuarentenas.
La propagación explosiva del virus no dio a los países el tiempo suficiente para adaptarse a esta nueva situación. Ante la falta de elaboración de protocolos adecuados, el equipo integrado por Melisa Fernández Severini – bióloga e investigadora de CONICET-, Ana Forero – química y becaria Posdoctoral de CONICET, Carla Spetter – química e investigadora de CONICET-, Natalia Buzzi – bióloga e investigadora de CONICET- y Maialen Ardusso – Lic. en Biodiversidad y becaria doctoral de CONICET- sugiere que debería avanzarse en afianzar prácticas de reciclaje. Destacan, además, que en esto tiene un rol fundamental la voluntad política pero también la colaboración ciudadana. “La contaminación por microplásticos es un enemigo invisible con posibles efectos adversos en el medio ambiente marino y en los seres humanos”, advierten las especialistas.
Esta entrada ha sido publicada el 8 de junio, 2021 10:23
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