La crisis sanitaria que atraviesa el país por la enfermedad del COVID-19 afectó duramente a la economía. Las personas desempleadas y con trabajos precarios fueron las más golpeadas, pero el cese de actividades por el aislamiento también paralizó a muchas Pymes y emprendimientos, entre las que se destacan los salones y casas de fiestas.
La falta de certeza es el factor más dramático de la situación. Muchos clientes optaron por dejar la fecha abierta, otros por postergar la fecha para más adelante y festejarle al hermanito, pero también hay quienes tuvieron reclamos de que la gente quiere que se le devuelva la seña, y hoy en día no tienen cómo, por más que traten de ponerle toda la mejor voluntad del mundo.
Walter Castia, propietario de un emprendimiento familiar dedicado a las fiestas, le dijo este mediodía a Canal Siete “este año estamos peor que el año pasado. Lo poco que se nos habilitó fue un mes y hasta hace unos días fue solo una semana, y la gente no se anima a planear eventos“.
“Los gastos siempre están y uno trata de sobrellevar. Lo que se puede dejar sin pagar, lo hacemos. No hay antecedentes de contagios en las casitas de fiestas, que nos dejen aunque sea cerrar a las 19 que es un buen horario para el invierno sino es insostenible”, aseguró.