La aparición de las nuevas tecnologías fue el quiebre, que a lo largo del tiempo iba a perjudicar directamente su actividad.
Cuando los diarios, libros y revistas empezaron a digitalizarse, las ventas comenzaron a caer, los puestos callejeros iban desapareciendo y solo quedaron aquellos que podían soportar un poco más hasta que se les ocurriera algo para sobrevivir.
Ahora en los ojos Aldo Gamboa, Adián Bonettini y Hugo Urban se ven esos recuerdos cargados de nostalgia por aquellos años dorados donde eran protagonistas de las mañanas. Siendo personas con trayectoria en sus espaldas, sobrevivientes por experiencia, creativos para reinventarse, psicólogos de los caminantes y amigos de los vecinos.
Porque de los pocos que quedan ahora, todavía existe esa esencia de antes, de los que siguen en el mismo rubro a pesar de los años.
Esta entrada ha sido publicada el 8 de noviembre, 2020 09:51
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