Hace tres años que Miguel tomó el control de “El Mundo del Videojuego”, lugar favorito de muchas generaciones de familias a lo largo de todos estos años.
“Me encontré muchísima gente que me decía que venían cuando eran chicos, otros que antes traían a sus hijos y ahora traen a sus nietos”, comenta Miguel, y asegura que ese fue su empujón anímico para seguir adelante con el comercio, en un país donde las opciones de crecimiento son cada vez más limitadas.
En cuanto a los clientes, en un contexto donde la tecnología y la evolución están al alcance de la mano, aún hay quienes optan por lo añejo y “retro” para poder entretenerse hasta con los más grandes de la familia.
Pero también están los que van con la última novedad en el medio de un cambio cultural donde los videojuegos y deportes electrónicos ya se profesionalizaron y buscan un lugar para llegar a las ligas importantes, convocando a millones de personas alrededor del mundo. “Estamos llegando a que hoy esto es algo más común”, resaltó.
Miguel confiesa que poco a poco el concepto que se tenía de los videojuegos va cambiando. Durante mucho tiempo, los adultos prejuzgaron a los niños que dedicaban su tiempo a esto sin conocer realmente y en muchos casos se prohibía. “El acompañamiento es lo más importante, los padres siempre tienen que estar atentos a lo que hacen los chicos”, subrayó, y señaló algunas ventajas que tienen las consolas de videojuegos.
“Como el picadito de futbol, por ejemplo. Lo que tiene la consola es que hacen ese picadito por más que esté lloviendo. Y otra cosa, es que con los niveles de inseguridad que hay ahora, los chicos están jugando igual, entre ellos conversando y los padres también atentos. SI los acompañas, termina siendo una herramienta productiva”, ejemplificó.