El 19 de junio, fue el día bisagra en las vidas de Gael y Carolina, es que, en esa jornada, los médicos del Hospital Italiano de Capital Federal, al no llegar el hígado cadavérico que necesitaba Gael, decidieron trasplantar parte del hígado de su mamá Carolina a Gael. El pequeño estaba muy grave, si no recibía un hígado nuevo, su vida corría peligro.
Cada uno de los minutos de ese viernes, duraron más de 60 segundos. Ese viernes fue eterno. Los operaron en forma paralela. Un equipo médico extirpó parte del hígado de Carolina y en la sala de al lado, estaba Gael, esperando esa porción de hígado que le salvaría la vida. Y le siguieron el postoperatorio; los dolores, algunos intensos, otros más leves; los controles estrictos médicos; los más de cuatro días sin verse y el tiempo; ese tiempo que sirvió para que se recuperaran y se encontraran, mamá e hijo. Carolina, la mamá, la donante, Gael, el hijo, el receptor.
Hoy Gael y Carolina junto a Richard, papá, pareja y a veces “enfermero” siguen en Capital. Gael se recupera favorablemente, con “una energía increíble” dijo su mamá. “Los médicos son muy optimistas, lo llevamos a control dos veces por semana y está evolucionando según lo esperado”, se expresó contenta.
El cuadro clínico de Carolina también es bueno, la operación de ella también fue delicada pero ya no se realiza más controles y se recupera de los dolores derivados de la intervención quirúrgica.
Para el retorno a la ciudad falta un tiempo, Carolina contó que “en principio durante todo agosto permanecerán en Buenos Aires y estiman que, para el mes de septiembre, si todo sigue igual, finalmente podrán volver a Bahía Blanca”.
Esta entrada ha sido publicada el 29 de julio, 2020 12:17
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