Entre los rubros más perjudicados por esta pandemia, los talleres protegidos de Bahía Blanca se vieron afectados directamente.
Los grupos de trabajo de estos talleres están compuestos por chicos con discapacidad física y/o mental, en su mayoría son pacientes de riesgo, y aún se ve lejana la posibilidad de volver. El aislamiento los obligó a tener una reducción de personal y, por ende, menor producción y ventas.
Sus operarios no solo ven a su trabajo como un lugar puramente laboral, sino también como una oportunidad de desarrollarse social y afectivamente junto a sus pares, contención que ahora no reciben, sin saber cuándo podrán volver.
Esta entrada ha sido publicada el 13 de junio, 2020 22:11
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