Un grupo de 60 personas no dudaron en un momento donde se necesita de la solidaridad, la creatividad y los buenos valores en confeccionar a través de impresoras 3D, unas mascarillas para ser utilizados por policías, enfermeros, médicos y cualquier persona que lo necesite.
Nicolás Gómez Simons, contó a Canal Siete, que la inquietud le llegó de un efectivo policial que en un operativo tras la declaración de la cuarentena, fue escupido por un vecino y tras ver algunas ideas que habían surgido en Europa, comenzaron a trabajar entre todos para buscar al menos una posible solución. Entre ellos hay makers y distribuidores que están muchas horas dedicándole a armar la mayor cantidad posible.
Cada uno tiene su rol, por un lado los distribuidores que se encargan de abastecer y ayudar con el precio de los materiales, los makers son los realizadores con sus impresoras desde la casas, los doctores son los que guían en lo eficiente y práctico en cuanto a lo que necesitan. Y los policías son los que llevan y traen los filamentos, las máscaras que ellos son los únicos que tienen el permiso para deambular por la calle y acercarlos a las distintas áreas, como Hospitales, Comisarías, Clínicas.
Con respecto a las donaciones, en las últimas horas han recibido ayuda de gente que dona filamento, dinero, radiografías, láminas de acetato, ideas de diseño.
El trabajo de cada visera lleva aproximadamente entre 1 hora y 2 horas. Nicolás está haciendo cerca de 10 por día, a veces sin dormir, dependiendo la demanda y la urgencia.
Lo que sí dejó en claro este realizador, es que este invento no controla 100% el virus, es un complemento a los barbijos descartables. Pero sí fue contundente con los barbijos impresos, que son contraproducentes y que no se usen.