Mercedes Canelli, es tintorera hace varios años y desde 1992 lo hace en el tradicional lugar que tiene en 12 de octubre al 300. El trabajo es incesante, no importa la época del año, llegan acolchados, camisas, vestidos.
Desde las 8 de la mañana que se abren las puertas y termina su jornada pasada la medianoche, un mínimo descanso en el medio y un poco de refresco, pero no sufre el calor.
En la ciudad el comienzo de marzo fue sin respiro desde las temperaturas que superan todos los días los 30 grados, y dentro de la tintorería sin aire acondicionado, y con la puerta abierta, más el calor de las planchas, superan un poco más la sensación térmica, pero Mercedes dice “te acostumbrás, y además es lo que me gusta hacer”.
“Cuesta mucho encontrar chicas jóvenes que le guste planchar” sostuvo la tintorera.